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Apóstoles sin arrugas

Una empresa vitoriana está realizando un estudio, por encargo de la Diputación de Gipuzkoa, para determinar qué intervención necesita la obra de Jorge Oteiza en la Basílica de Arantzazu y evitar su deterioro ante el paso del tiempo.

Apóstoles sin arrugas

La fachada principal de la basílica de Arantzazu, uno de los mejores exponentes de arte religioso del siglo XX, permanece esta semana semitapada por unos andamios. La máscara de metal no responde a ningún deterioro, sino a todo lo contrario: a evitarlo antes de que el paso del tiempo actúe.

Dolores Sanz e Izaskun Benito, de la empresa vitoriana Petra, especializada en restauración de patrimonio, trabajaron ayer hasta que se lo permitió la luz en una misión contrarreloj por encargo de la Diputación de Gipuzkoa. En 2000 la compañía guipuzcoana Teusa realizó "un arreglo a fondo", explicó el franciscano Iñaki Beristain. Ahora se trata de hacer una revisión periódica para comprobar el estado de los catorce apóstoles ideados por Jorge Oteiza.

Petra se dedica ahora a un "estudio previo", apuntó Dolores Sanz, fiel a la teoría imperante ahora de "intervenir lo menos posible". "En los 80 o 90 se daban muy alegremente resinas y otros productos, pero los actuales criterios de conservación pasan por hacer buenos estudios previos para que no tengamos sorpresas. Será un trabajo más de conservación que de restauración, una intervención mínima", indicó.

La empresa vitoriana, que actúa bajo la supervisión de Xabier Martiarena, del Servicio de Patrimonio Histórico-Artístico, Archivos y Museos de la Diputación, más laboratorio y topógrafos, trabaja desde julio junto a sus compañeros topógrafos y del laboratorio.

La urgencia de la actuación viene medida porque algunos productos de restauración no se pueden usar con frío o lluvia, y, en menor medida, por un acto previsto para el 8 de noviembre. Ese día finaliza la campaña informativa que la Fundación Arantzazu Gaur impulsa para difundir los proyectos del santuario oñatiarra.

Hace diez años, Teusa limpió y resolvió problemas para evacuar el agua de lluvia; no obstante, el efecto del hidrofugante -un protector que reduce la permeabilidad de la piedra- dura diez años. Por eso ahora se encarga este estudio y Petra, que se ocupó del pórtico de la catedral de Vitoria, buscará el "protectivo más idóneo" para preservar el color escogido por Oteiza y realizará también una propuesta de la intervención para proteger las catorce esculturas a la intemperie.

Sanz, que cree que terminarán su tarea el lunes, señaló que "por el modo en el que labró Oteiza, su forma de trabajar y la ubicación que se encuentra el apostolado, sufre mucho el viento, la lluvia y las heladas" pero que, pese a la fragilidad a la que le expone su situación, el monumento está en buen estado.