Ya lo hicieron en 2020 con el biopic de La Veneno sobre la vida de Cristina Ortiz, figura icónica del mundo LGTBIQ+ a nivel estatal durante los años 90, en la que participaron actrices como Jedet, Daniela Santiago, Lola Rodríguez, Mariona Terés o Ester Expósito. En ella, mostraron a La Veneno como algo más que un personaje malhumorado: como un icono televisivo que logró visibilizar la realidad de las mujeres trans. La persona debía estar por encima del personaje. El 18 de julio, Los Javis (Javier Calvo y Javier Ambrossi) lo volverán a hacer con Superestar, para adentrarnos en la vida de la estrella del pop e icono social Tamara (o Ámbar o Yurena). Esta vez, de la mano de Nacho Vigalondo, para Netflix y con actores de la talla de Ingrid Garcia-Johnsson (Tamara), Natalia de Molina (Loly Álvarez), Secún de la Rosa (Leonardo Dantés), Pepón Nieto (Tony Genil) o Carlos Areces (Paco Porras).
30 pelucas y 80 narices
La propia Yurena ya ha anunciado en su cuenta de instagram su emoción y orgullo por trabajar con los mejores. Y, entre ese equipo de los mejores, toca destacar al equipo de maquillaje, peluquería y vestuario. El reto de caracterización no era fácil. El objetivo era ser fieles a la realidad, pero sin llegar a ser una copia exacta. El problema estaba en que los personajes evolucionaban a lo largo de los capítulos, con todos los cambios que eso supone: desde la Tamara de los 2000 y su transformación en Yurena hasta las operaciones de cirugía estética de Loly Álvarez pasando por sus diferentes estilos de vestir. Solo para la protagonista, el equipo de vestuario necesitó preparar hasta seis looks diferentes.
Por su parte, el equipo de peluquería preparó treinta pelucas con su correspondiente complicación y horas de trabajo. Para ello, se necesitaba una reproducción exacta de la estructura ósea de la actriz y, en ella, se trabajaba la transformación de los nacimientos del pelo y se modificaban la formas de la frente y la cantidad de pelo.
Lo de las narices es otra historia. Al ser el centro de la cara, era esencial que su caracterización fuese perfecta. Así que, se utilizó tecnología 3D para reproducir la cara de cada intérprete en un molde de plastilina que, después, se trasladaba a silicona encapsulada. Así hasta ochenta veces: sesenta narices de Tamara y veinte de Loly. Colocar la nariz suponía alrededor de 40 minutos de un total de entre dos horas y media y tres horas que duraba el proceso de caracterización. Según García-Johnsson, esto suponía una pesadez. Sin embargo, para ella también resultaba una tranquilidad ya que sin hacer nada, ya era el personaje. Peluca, nariz postiza, uñas, cejas y lentillas. Nada más entrar por la puerta, ya era ella.
Humanizar el personaje
Los ocho capítulos de la primera temporada aterrizan en Netflix el próximo 18 de julio para que podamos admirar a, según su sinopsis, “criaturas que parecían condenadas a la burla y el desprecio y que acapararon nuestra atención sin adaptarse a ninguna normalidad”. Así, Vigalondo ha explicado: “Queríamos que, después de ver la serie, se tenga la percepción de conocer mejor a los personajes y humanizarlos. Habría sido terrible hacer una serie que prolongase la burla o la caricatura que ha terminado cuajando en la percepción pública”. Al igual que en La Veneno, con Superestar Los Javis se proponen el objetivo de que se comprenda, humanice y respeten a las personas dentro de los personajes.