Reconstruir su memoria familiar en base a la memoria colectiva de un suceso que marcó el rumbo de todo un municipio y de la comunidad autónoma al completo. Ese es el ambicioso reto que se ha propuesto Pello Gutiérrez en Erreplika, ya en cines. 

Este documental es una nueva forma de acercar el euskera a las salas de cine, ¿verdad?

Sí. Nosotros hemos hecho proyectos de todo tipo, desde proyectos en inglés, en chino, en castellano... pero también en euskera. Y, en este caso, para nosotros estaba muy claro que esta película tenía que ser en euskera, porque es una película muy íntima, muy personal y mi idioma es el euskera. Si tenía que salir de dentro de mis tripas, tenía que salir en euskera. Hemos contado además el documental de una manera especial. Es un documental que juega mezclando varias capas narrativas e historias, y que todas van encaminadas a mostrar una idea, que al principio no sabes muy bien de qué va esta película pero poco a poco se va revelando. 

Un hilo conductor fundamental es la música. ¿Cómo fue la elección de la artista y las canciones?

Es curioso, porque esto ha sido un poco una cosa de casualidad. La propia película se ha creado por pequeñas casualidades que me he ido encontrando, y una de ellas es la música. A Maite (Larburu, la compositora) la conocía por su música, pero no nos conocíamos personalmente, y cuando empezamos a preparar esta película yo conseguí su teléfono, pero no para hablar con ella. Le dije que quería hablar con su padre, porque si aita fue uno de los remeros que aparecen al principio de la película en la peli que rodó mi aita en el año 79 de las traineras. Quería contactar con esos remeros para saber si se acordaban de mi padre filmando, si se acordaban de que estaba la Guardia Civil por allí y les había confiscado la película que estaban grabando. Maite poco a poco se fue también volcando en el proyecto, nos fue dando nuevas pistas sobre la virgen de Zikuñaga, las diferentes personas que conocían la historia del robo de la virgen, y en un momento dijimos: “Maite, estás totalmente metida en este proyecto. ¿Por qué no participas también como artista?”. Le propusimos una cosa un poco diferente, que no solo hiciera la banda sonora de la película, sino que el proceso de creación de esa banda sonora se viera a lo largo de la película. Nos gusta que las películas no sean solo lo que vemos, sino que también se vea el propio proceso de creación. 

¿Siente que ha reconectado con su aita y con su ama en este proyecto?

A mí me gusta decir que muchas veces la vida se nos va llenando de huecos, como los huecos que aparecen en la película, y que tenemos que aprender a rellenarlos de alguna manera. Para mí, la creación de esta película sí que era una manera de rellenar ese hueco mío personal con la muerte de mi padre, casi de cerrar el duelo por la muerte de mi padre. Sentía que necesitaba hacer algo, crear algo, para cerrar ese capítulo de mi vida. Y esta película, en el fondo, cuenta eso, ese cierre de ese duelo. 

"Muchas veces la vida se nos va llenando de huecos"

Los hernaniarras han encontrado una nueva ermita, se ha reconstruido. ¿Siente que al igual que no perdieron la fe de que volviera no pierden tampoco la fe de que la virgen vuelva algún día?

Sí y no. Es curioso. Toda la historia con la ermita y con la reconstrucción y la virgen, ahí hay un doble sentimiento. Pasa también con la reconstrucción de la ermita. Hay gente del pueblo y del barrio de Zikuñaga que no ha querido ir a ver la ermita porque siguen creyendo que la ermita era aquello que vivieron en su día, y ahora la ermita reconstruida, aunque mantenga la fachada con las piedras originales de la ermita original, el resto es una ermita moderna, está en otro emplazamiento, y hay mucha gente que prefiere quedarse con el recuerdo de lo que era. Y con la virgen pasa algo parecido. De la imagen de la virgen hay dos réplicas, pero hay mucha gente que sigue diciendo: “Claro, pero una réplica no es lo mismo que la original”. 

El pasado año se cumplieron 45 años del robo. Esta es una forma de traer a la memoria un hecho que muchos tal vez hayan olvidado y otros no hayan conocido, ¿verdad?

Sí que es verdad que es una historia que en su día fue muy polémica y llenaba los titulares del periódico, pero poco a poco se ha ido olvidando el tema. Los que ya tienen una edad más avanzada todavía lo recuerdan, pero los jóvenes incluso del propio Hernani hay muchos que no se acuerdan del tema. Es verdad que en el barrio de Zikuñaga sí que muchos conocen la historia. De hecho, incluso las personas más ateas han luchado mucho por la recuperación de la ermita y de la virgen, porque para ellos va más allá de un elemento religioso. Es un elemento casi de cohesión y de identidad del barrio. El propio barrio necesita de esos símbolos para construir su propia identidad. Entonces, para ellos sí ha sido una lucha muy grande durante estos más de 40 años hasta que finalmente han conseguido que se reconstruya la ermita.