Este mes de septiembre, como todos los años, marca el principio del fin del verano. Si bien todavía quedan varias semanas de época estival, a veces sentimos que la llegada del otoño está cada vez más próxima. Este paso a una nueva estación trae consigo un evento muy característico a nivel mundial: el famoso cambio de hora.
La transición se llevará a cabo durante la madrugada del 26 al 27 de octubre. En lo que al Estado se refiere, los relojes se deberán atrasar una hora. Es decir, a las tres de la madrugada serán las dos. Y así viviremos, hasta que el 30 de marzo regresemos al horario de verano.
El cambio de hora
Hace dos años, el Gobierno aprobó estos cambios de hora en un Decreto Ley hasta el 2026. En aquel momento, se contempló la idea de unir el huso horario y de ese modo terminar con el cambio de hora, una cuestión que ha suscitado una tremenda polémica, incluso a nivel europeo.
Por lo tanto, cada último fin de semana de octubre, y en la madrugada del domingo, regresamos al horario de invierno. Asimismo, cada último fin de semana de marzo volvemos al verano. Así se ha mantenido siempre, pese a que en 2018 se dio inicio a un proceso para acabar con estos cambios de hora.
Diferentes propuestas
En 2019, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) preguntó a la ciuadanía acerca de este el tema. Según los resultados, el 62,5% de los encuestados se posicionó a favor de terminar con el cambio de hora. De todos ellos, un 65% viviría permanentemente con el horario de verano.
Ese mismo año, se hizo un referéndum a escala europea, en el que 4,5 millones de personas votaron a favor de eliminar el cambio de hora. El Parlamento Europeo dio un plazo de dos años para que los Estados miembros decidieran si preferían mantener el cambio de horario o no, aunque finalmente el asunto quedó en agua de borrajas.
Historia del cambio de hora
La historia del cambio de hora, conocido también como horario de verano, tiene sus raíces en el siglo XVIII, propuesto por primera vez por Benjamin Franklin en 1784. Durante una estancia en París, este sugirió ajustar el reloj para aprovechar mejor la luz del día, pues podría reducir el consumo de velas y, por ende, ahorrar dinero.
Pero no fue hasta 1907 cuando el británico William Willett, constructor y entusiasta del ahorro de luz diurna, popularizó la idea. Willett propuso adelantar los relojes en verano para aprovechar la luz natural y ahorrar energía. A pesar de sus esfuerzos, su propuesta no fue adoptada en el Reino Unido durante su vida.
Primera implementación
El cambio de hora se implementó por primera vez durante la Primera Guerra Mundial en 1916, cuando Alemania y sus aliados lo introdujeron como una medida para ahorrar combustible y energía. El Reino Unido y otros países europeos siguieron el ejemplo.
Tras la guerra, el horario de verano se suspendió en muchos lugares, pero fue reintroducido durante la Segunda Guerra Mundial con el mismo propósito de conservar recursos.
Expansión
Después de la Segunda Guerra Mundial, el uso del horario de verano se volvió variable en distintos países. En Estados Unidos, por ejemplo, el horario de verano se estandarizó en 1966 con la Ley de Horario Uniforme.
Sin embargo, su aplicación ha sido objeto de debate y ajustes, incluyendo cambios significativos en 2007 cuando se extendió el período de horario de verano en varios meses para maximizar el ahorro de energía.
En la actualidad
Hoy en día, muchos países han adoptado o modificado el horario de verano, aunque su efectividad y necesidad continúan siendo tema de debate. Algunos argumentan que los ahorros energéticos no justifican los inconvenientes del cambio de hora, lo que ha llevado a reconsiderar su uso en diversas regiones del mundo.