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Lo bello y lo injusto

La etapa del Giro disputada entre Gubbio y Siena fue una de las más bellas carreras de los últimos tiempos, con una batalla campal y un sabor a ciclismo de época.

Lo bello y lo injustoEfe

La etapa del Giro disputada entre Gubbio y Siena fue una de las más bellas carreras de los últimos tiempos, con una batalla campal y un sabor a ciclismo de época. El origen estuvo en la caída y el pinchazo de Roglic, en uno de los tramos de tierra, de sterrato. Eso desencadenó la lucha para distanciarlo, aprovechando la adversidad. Lo que a mí me sumerge en una contradicción. Pudimos ver una obra de ciclismo tan hermosa gracias a la fatalidad, a la mala suerte de uno de los protagonistas. Si no se hubiera producido ese gran ciclismo, calificaría de oportunismo condenable la acción de ataque, simultánea a la desgracia de Roglic, que protagonizaron los Ineos con Bernal, Rivera y Arensman, y los UAE con Del Toro. Pero después de ver la memorable etapa, con tres grupos persiguiéndose desbocados por los caminos de tierra de la Toscana, el de cabeza, el de Ayuso, y el de Roglic, sosteniendo unas distancias oscilantes entre el medio minuto y el minuto, tengo dudas, porque fue un gran espectáculo. Me vienen a la cabeza experiencias artísticas donde se produce ese fenómeno, una desgracia que provoca una obra excelsa. Por ejemplo el Gernika de Picasso, o los fusilamientos del 2 de mayo de Goya, o El acorazado Potemkin, en el que el domingo pensaba mientras veía la etapa, recordando que en este 2025 se cumplen 100 años del estreno de la película de Eisenstein. Recordemos lo que cuenta. La tripulación del acorazado observa que la carne de la despensa está llena de larvas y gusanos vivos. Se niega a comerla, y ése el detonante de una sublevación. A partir de ahí la película es un extraordinario fresco sobre el nuevo poder revolucionario que estaba llamando a las puertas de Rusia. La carne con gusanos era una injusticia, nadie deseaba que dieran esa comida a la tropa, pero ese hecho desencadenó el motín de la marinería, y la toma del barco. Como la caída de Roglic, y el asalto de Del Toro.

Roglic, candidato

Roglic sigue siendo un candidato firme para la victoria, ha demostrado sobradamente que es un tipo que sabe sobreponerse cuando tiene un percance, una caída. Incluso ha demostrado en varias ocasiones que eso le motiva más aún. Quizá es lo que necesitaba, porque le he visto un poco despistado en las primeras etapas. Salvo en la contrarreloj de Tirana, donde estuvo a un gran nivel, después no estuvo atento, ni en la primera llegada en alto, marchando muy lejos de la cabeza y sin posibilidad de reacción cuando atacó Ayuso; ni en la siguiente etapa, permitiendo que Ayuso cogiera algunos segundos. No parece que le fallaran las fuerzas, porque reaccionando tarde se acercó mucho a Ayuso; le falló la concentración. Y no es su estilo. Dudo sobre si ha ido a disputar el Giro con todo, o si, como declaró antes del comienzo de la carrera, su objetivo principal es el Tour. Tras la derrota en Siena, Roglic se portó como un auténtico caballero. Cuando le entrevistaron, en ningún momento se parapetó con la caída, ni se excusó con el pinchazo. Simplemente, dijo que no había sido suficientemente fuerte.

La justicia que no estuvo con Roglic, sí acompañó a Van Aert con el triunfo en Siena. Una victoria más que merecida tras tantos disparos al palo desde que el año pasado se cayó en la Vuelta y se lesionó la rodilla. Su emoción, llorando, besando a todos los que se le acercaban, denotaba lo importante que fue para él. Una resurrección. Como la de Egan Bernal, uno de los atacantes sobre los caminos de tierra, que mostró destellos de aquel que ganó el Giro y el Tour. Ahora lo tendrá más difícil, porque el nivel de sus contrincantes es superior al de los que tuvo cuando venció aprovechando el declive de la era Froome, y antes de la aparición de las nuevas estrellas. Él mismo ha dicho que tiene mejores datos de potencia que cuando ganó el Giro de 2021 y el Tour de 2019, pero que no le dan para competir contra Pogacar, Vingegaard, Evenepoel; y las nuevas promesas no andan lejos de ellos. Otra cosa que pudimos ver y que puede marcar el curso de la carrera, es la buena forma de tres corredores muy combativos y buenos escaladores, Carapaz, que ya sabe lo que es ganar un Giro; Simón Yates, que también ganó una grande, la Vuelta; y el italiano Ciccone, que corre en casa. Están a pocos segundos y darán mucha guerra en la montaña.

Emoción

Se avecina un Giro emocionante, con Roglic necesitado de atacar, y esos mosqueteros que combatirán al UAE, que de momento tiene las de ganar, con dos corredores en los dos primeros puestos. Hay que ver también qué repercusiones tiene en el seno del equipo la revolución mexicana propuesta por Del Toro, un corredor sobresaliente, cuando todo parecía preparado para que Ayuso tuviera los galones en exclusiva. Si cuando no está Pogacar no puede aspirar al triunfo, eso puede suponer un detonante, como la carne podrida del Potemkin, en el seno de UAE. Repaso las bellas imágenes de los ciclistas rodando sobre los caminos de tierra de las colinas toscanas, entre nubes de polvo, prados, cipreses, y no dejo de dar vueltas al dilema entre lo bello y lo injusto.