Hace poco más de un año, el 4 de abril de 2024, temblaron los cimientos de la Itzulia como consecuencia de una caída multitudinaria, en el descenso del puerto de Olaeta. No fue sólo la magnitud del accidente y la cantidad de ciclistas afectados, sino el nivel de los mismos. En una sola curva a derechas, Vingegaard se convirtió de golpe y porrazo en más que seria duda para el siguiente Tour, que disputaría algo limitado. Evenepoel causó baja para lo que restaba de ronda vasca, perdiéndose también las clásicas de las Ardenas. Y Roglic tuvo que abandonar igualmente, dejando a la carrera definitivamente huérfana de grandes favoritos.
Sucede, en cualquier caso, que cuando median tortazos de semejante calado, el estatus de los accidentados debe perder fuerza en virtud de la gravedad de sus lesiones, máxima que no se cumplió entonces al centrarse gran parte de las noticias en la recuperación del propio Vingegaard. Mientras el danés se trataba en Txagorritxu de un neumotórax, una contusión pulmonar y fracturas tanto de clavícula como de “varias costillas”, en el Hospital Donostia permanecía ingresado el belga Steff Cras (Geel, 1996) con un peliagudo parte médico: “Neumotórax derecho, fracturas costales asociadas y dos fracturas vertebrales dorsales”. Semanas después, ya en su domicilio, rememoraba la complicada experiencia. “Durante 30 segundos no podía respirar. Me asusté mucho. Si llego a caer 20 centímetros más atrás habría impactado de lleno con el hormigón y posiblemente estaría muerto”, declaró en una entrevista concedida al diario Derniére Heure.
De vuelta en Euskadi
Los capos afectados por aquel accidente no han regresado este año a la Itzulia. Y lo cierto es que las circunstancias deportivas de cada uno de ellos pueden justificar sus respectivas ausencias, sobre todo la de un Evenepoel que no se ha estrenado aún en 2025. En cualquier caso, el cartel de la presente edición, menos glamouroso que el de la anterior, se atribuye también a los rescoldos de una montonera que puede haber retraído a algunos pero no a otros, incluyéndose el propio Steff Cras en este segundo grupo. “Fui yo quien pidió volver. Así se lo solicité al equipo”, reflexiona el corredor del Total Énergies, exponiendo sin tapujos su deseo de regresar a una carrera en cuya lista de participantes ha figurado, con la presente, hasta en seis ocasiones.

“No me queda ninguna secuela de la caída, ni física ni sobre todo mental. Por eso quería venir, para eliminar cualquier recuerdo negativo de esta carrera y poder volver en un futuro. ¿Días especiales? No, tampoco. Para mí esta es sólo una competición más”, reflexiona Cras, quien elogia cómo la organización ha podido intentar corregir errores del pasado. “El martes eliminaron del recorrido un descenso peligroso, y esto significa que piensan en la seguridad de los corredores, lo cual siempre resulta positivo”. Para el belga, suturadas las heridas del pasado, sólo se trata ya de ir lo más rápido posible, y lo está consiguiendo, pues encara hoy sábado la última etapa desde la décima plaza de la general, a 2:15 del líder Almeida.
“Empecé el lunes con una crono correcta para mí (28º a 41 segundos de Schachmann), más meritoria si cabe porque la hice sin datos de potencia tras el inicio en el pabellón de baloncesto. Después he podido completar buenas etapas. Y este sábado espero acabar con un buen resultado, tanto en la meta de Eibar como en la propia general. Me siento bien, mi forma es buena y confío en refrendarlo más allá de esta Itzulia, espero que en el Tour de Francia. De momento estoy en la preselección, aunque en el equipo prefieren mantenerlo todo así por ahora, para que los candidatos conservemos ese hambre y esa motivación”. Cras es, a priori, el hombre del Total Énergies para la general de la Grande Boucle, tras su 16ª posición del año pasado.