Historias del Tour de Francia 2024: "En domingo, espectáculo"
Las ‘grandes’ no pueden permitirse un fin de semana sin alicientes: el Tour llega mañana al temido ‘sterrato’
Cuentan quienes lo viven desde dentro que el ciclismo se está futbolizando en muchos aspectos, sobre todo en lo relativo a la industria que significa y al negocio que mueve tras él. Digámoslo claro: el deporte de las dos ruedas no alcanza ni alcanzará nunca las cifras del balompié. Sin embargo, sí asoman ya en las carreras y en las organizaciones ramalazos muy propios de los tiempos que corren en otras disciplinas. Prima lo audiovisual. Priman las audiencias. Y por ahí se empieza a entender, por ejemplo, que las cronos tengan cada vez menor peso en los recorridos, por aquello de que las siguen menos telespectadores. También cobra sentido así una máxima no reconocida pero sí palpable que apunta a lo siguiente: una gran vuelta no puede permitirse un fin de semana sin alicientes. Los domingos toca espectáculo.
Gravilla en el menú
Aquí tenemos al presente Tour 2024 para confirmar todo lo explicado. El pasado domingo 30 de junio, la etapa de Bolonia incluyó la trampa previa de San Luca. Nada de esprint. Para el próximo día 14 está programada una jornada pirenaica con meta en Plateau de Beille. Y la carrera se cerrará el 21 en Niza mediante una contrarreloj final (esta sí tendrá su aceptación), opción muy distinta a la del tradicional paseíllo por los Campos Elíseos. Murito, montaña, crono decisiva... ¿Y para mañana qué? Se quedaba un cuarto domingo colgando, el de la novena etapa, y los rectores de la Grande Boucle han apostado por incluir ahí una pequeña Strade Bianche en los caminos cercanos a Troyes. Los ciclistas recorrerán mañana catorce tramos para un total de 32 kilómetros sobre gravilla. El tema dio que hablar en su momento.
Las quejas de siempre
Cuando el trazado del Tour fue presentado, allá por octubre, Remco Evenepoel ya había adelantado su intención de estrenarse en la ronda francesa. Y el belga se llevó entonces, nueve meses antes de la salida en Florencia, un primer disgusto. “No creo que el sterrato sea necesario”, criticó. “Hay eventos y campeonatos específicos para carreras sobre gravilla. ¿Por qué necesitan agregar esas etapas a una gran vuelta?”, añadió con motivo de una entrevista concedida a Het Laatse Nieuws. La queja de Remco debe ser analizada desde dos vertientes... En primer lugar, quizás él no sea el ciclista más indicado para que dotemos de fuste a su censura: visiblemente poco hábil, perdió casi todas sus opciones para la general del Giro 2021 en una etapa parecida, cediendo dos minutos con el resto de favoritos de camino a Montalcino. Por otro lado, sin embargo, toca también reseñar que las tesis de Evenepoel han sido históricamente compartidas por varios grandes líderes al encarar tramos de tierra o de adoquín en el contexto de alguna gran vuelta. El debate está servido.
Demasiado aleatorio
Algo de razón sí que tienen aquellos a los que no gustan jornadas como la de mañana. El ciclista que acude a una Strade Bianche o a una París-Roubaix sabe de antemano lo que hay. Afronta una prueba en la que la buena o la mala suerte (pinchazos, averías...) cobran mucho peso, pero lo hace con motivo de una carrera de un día: si algo sale mal, el pico de forma podrá ser trasladado a otra cita del calendario. Mientras, se antoja más discutible que ese factor aleatorio afecte ya a una vuelta de tres semanas. Entre otras muchas cosas, el corredor que quiere ganar este Tour ha tenido que entrenar la crono, machacarse en la montaña y condicionar el año entero a su forma en julio, para mañana correr el riesgo de que una piedrita enganchada en la llanta dé al traste con meses y meses de trabajo. Preparen termos de café para esta tarde: todo apunta a un esprint. Y mañana nos divertiremos más, aunque no sé muy bien a costa de qué. ¿Será una competición o una lotería? Ambas a la vez...