A la espera del gran estallido

El terror del Garden cinceló el pensamiento de grandes estrategas militares en una frase directa y contundente. “Todo el mundo tiene un plan hasta que le suelto la primera hostia”. Tyson tenía la sana costumbre de acabar los combates por la vía rápida. Un hombre al K.O. pegado.

Con la campaña ciclista a punto de finalizar, apenas restan un manojo de carreras, se ha decretado una parálisis casi absoluta en el mercado de fichajes.

La esperada y temida fusión entre el Jumbo y el Soudal, que corre como la pólvora, ha congelado la gran mayoría de movimientos. La maniobra está próxima a concretarse. 

Más absorción que fusión

El Jumbo se haría con el patrocinador, Soudal, tras convencer a Zdenek Bakala, que posee el 80% de las acciones de la estructura belga. El otro 20% pertenece a Patrick Lefevere.

La idea, a grandes trazos, es comprar la parte de Lefevere y fundar el Soudal-Visma, donde recalará Mikel Landa, que firmó un contrato de dos años con la formación belga.

En ese escenario, que ha de concretarse antes de mediados de mes, lo que eran certezas hace apenas dos semanas, son ahora dudas y tensa espera. Lo anterior no sirve para nada.

Sólo Roglic, que anunció que abandonaba el Jumbo para perseguir sus sueños en otro equipo, –el Bora parece el destino del esloveno después de que la puja del Ineos y el Lidl se frenará en los 5,5 millones por campaña– ha movido ficha y se ha alejado de la cuenta atrás que antecede a la explosión. A la deflagración le seguirá un estruendo, el incendio, los escombros y un sálvese quién pueda.

Quejas de Van Wilder

Ilan van Wilder, vencedor inopinado en los Tre Valli Varesine, se quejó amargamente de la posible fusión, que cada vez se asemeja más a una absorción de los neerlandeses sobre los belgas.

“Quiero mostrar que no estoy de acuerdo con esta mierda y que queremos continuar en Soudal”, protestó el belga del Soudal.

Entre tanto, la Unión Ciclista Internacional (UCI) ha subrayado que los contratos de las partes implicadas han de respetarse y que en caso de que se concrete la unión entre ambas estructuras, las licencias del WorldTour se verían reducidas, puesto que de los dos equipos sólo quedaría, en realidad, una estructura. 

En ese ambiente, la tensión crece ante un futuro incierto no sólo entre los ciclistas implicados en ambas estructuras El miedo a lo desconocido está provocando que los planes y los cálculos anteriores a la posible fusión no tengan mayor recorrido.

Mercado paralizado

“Todo está paralizado a la espera de lo que pase entre el Jumbo y el Soudal. Había operaciones prácticamente hechas que se han parado por este asunto porque afecta a todos. De arriba abajo”, destaca a este periódico un gran conocedor del mercado ciclista.

La operación de la estructura que patronea Richard Plugge parece decantada, aunque oficialmente, desde el sector neerlandés nadie aporta detalles.

El abandono de Roglic de la estructura, advertido de que en una fusión la presencia de Vingegaard y Evenepoel haría imposible la cohabitación de tres líderes ambiciosos, es la única prueba fehaciente de la confluencia de ambas escuadras.

“A los corredores les han dicho que pueden hablar con otros equipos”, apuntan a este diario las fuentes consultadas.

Sin embargo, ningún ciclista “puede firmar ningún contrato” sin saber qué ocurrirá. Además de los corredores, existen decenas de trabajadores de la formación belga –el eslabón débil de la cadena– que se pueden ir a la calle y que “ya se están ofreciendo a otros equipos”. Todos a la espera del estallido.