El final en Mende nunca defrauda. Es una llegada explosiva y eso se nota muchísimo. Para mí ha sido el final más bonito de este Tour por cómo ha resuelto Matthews la situación. Ha demostrado una gran fortaleza mental. Bettiol le ha apretado hasta el final y ha conseguido incluso adelantarle. Es entonces cuando ha surgido el mejor Matthews, un ciclista experimentado que ha sabido sufrir. Eso te lo dan los años en el profesionalismo. Ha conseguido una victoria estupenda y que posiblemente recuerde durante mucho tiempo por cómo la ha logrado. En la lucha por la general se ha visto que cuando un equipo trabaja, sus corredores sufren. Es verdad que el Jumbo tampoco necesitaba que el equipo estuviera al completo en una subida corta. Pogacar contaba con dos compañeros porque han ido a rueda todo el día. El líder, por el contrario, solo contaba con Kuss. De todos modos, estoy seguro de que en los Pirineos va a contar con Roglic y Kruijswijk. Creo que no le van a fallar. En un mano a mano tal vez Pogacar pueda soltar a Vingegaard, pero en un movimiento táctico, lo dudo. No va a suceder algo como lo que pasó en el Granon pero a la inversa. En Mende, el esloveno ha decidido subir de otra manera, con un ritmo alto, sostenido y asfixiante. Vingegaard le ha respondido con solvencia. Me da la impresión de que con ese método el danés va más cómodo. Es muy difícil soltar a un corredor que es tan parejo a ti. Yo volvería a probar los cambios de ritmo. Vamos a vivir un mano a mano entre dos grandes corredores y tenemos que disfrutar de ello. Vingegaard y Pogacar son dos ciclistas agresivos y tenemos un gran espectáculo por delante.