Todos contra el muro
el muro de bretaña es el primer gran examen para los favoritos: dos kilómetros con rampas de hasta el 15%
En apenas cinco jornadas, varios favoritos a coronarse en París han perdido tiempo por caídas o averías. “Hay que salvar los primeros nueve días”. Ese era el lema, el deseo expreso de los ciclistas que se juegan la carrera en el comienzo del Tour. En este primer tramo, dos jornadas aparecen señaladas en rojo en los calendarios de los directores de todos los equipos: el Muro de Bretaña, hoy, y la del pavés, el domingo. Quimper fue solo el calentamiento para que lo se espera en la empalizada. En los kilómetros previos al repecho que vio la victoria de Sagan se pudieron observar los nervios de las escuadras a la hora de colocar bien a sus líderes. Para ello, es necesario un ritmo endiablado que eleva el riesgo. Un escenario ideal para las caídas. En el Muro de Bretaña se espera un paisaje posiblemente más peligroso. “El objetivo será llegar al comienzo bien ubicados y en las primeras posiciones del pelotón para no perder tiempo”, manifestó Nairo Quintana antes de encarar una etapa clave en el Tour.
El Muro de Bretaña hizo su aparición en la Grande Boucle en 2011, cuando Cadel Evans adelantó a Alberto Contador a escasos metros de la línea de meta. En 2015 Alexis Vuillermoz se impuso por delante de los favoritos. Pero hoy no habrá lugar para las sorpresas. Es la hora de los gallos. Asoma la primera jornada en la que se pueden marcar diferencias. Antes de la subida final, los corredores podrán probar la dureza de la subida. Ascenderán el muro a 16 kilómetros de la línea de meta, un examen previo al test final.
sin descanso El Tour de Francia no entiende de etapas de transición. Nunca hay descanso sobre de la bicicleta. Todos corren peligro. Froome ya sabe lo que es besar el suelo y Quintana aún recuerda la isleta que partió las dos ruedas de su bicicleta. El Muro de Bretaña puede marcar diferencias. Los lobos estarán al acecho porque una mala colocación puede suponer una gran demora. Tan solo son dos kilómetros, pero de máxima exigencia, con rampas que superan el 15%, son un territorio hostil. “En el Muro de Bretaña siempre hay movimiento”, expone Chris Froome.
Lo más duro aparece en el comienzo de la ascensión, así que la colocación resulta fundamental. A partir de ahí, toca sobrevivir. En una ascensión tan explosiva y tortuosa será fundamental medir las fuerzas al milímetro. Además, el muro es una subida que repele a los líderes. Demasiado corta y explosiva. Landa, Froome, Quintana o Dumoulin sufren en ascensiones de este tipo de características. El ciclista de Murgia confesó que esta clase de repechos “puede provocar alguna diferencia entre los mejores”. Aún no ha comenzado la parte más dura del Tour de Francia, pero la fatiga y los nervios de los primeros días pueden cobrarse alguna que otra víctima. Bretaña es territorio para los cazadores. Corredores como Valverde, Van Avermaet o Alaphillipe tratarán de pescar en río revuelto. Una lucha sin cuartel de todos los favoritos contra el muro. Es recomendable no estrellarse para optar al triunfo final de la carrera francesa.