donostia - El Giro le hace ilusión.
-Se lo he leído a corredores muy importantes, y lo he comentado con gente como Mikel Landa o Purito Rodríguez. El Giro es una de las carreras más bonitas del calendario. Tenía en mente desde hace tiempo pedir al equipo poder disputar esta edición. Y sí. Al hilo de tu pregunta, me hace mucha ilusión.
Markel Irizar es euskaldun y conoce como nadie las clásicas belgas... Quizás Italia sea la tercera tierra prometida del ciclismo mundial.
-En Euskadi contamos con una afición excepcional, que profesa muchísimo respeto por todos los corredores. En Bélgica tienen muy interiorizada la cultura de las clásicas, es increíble todo lo que puede mover allí un Tour de Flandes, por ejemplo. Y lo que caracteriza a Italia es la pasión de los tifosi, su sangre caliente. Al Tour va mucha gente, sí. Pero se trata de una carrera muy mediática, que además se celebra cuando otros deportes, principalmente el fútbol, han terminado ya sus temporadas. En el Giro, en cambio, difícilmente te vas a encontrar a un tío disfrazado de cura corriendo al lado de los ciclistas. A quien va a los Dolomitas en mayo, con el frío que hace por ahí arriba, le gusta el ciclismo.
Regresa a la ‘corsa rosa’ diez años después.
-Recuerdo que, en el Euskaltel, a aquellos Giros (Irizar ha participado en tres, los de 2006, 2007 y 2008) íbamos con el equipo B. No eran carreras fáciles para nosotros, pero el recuerdo que tengo es muy bueno. Era como ir a la aventura, y eso une mucho al grupo. Con todos los compañeros con los que coincidí entonces mantengo una buena relación, de amistad en muchos casos.
Su Trek también lleva a este Giro una especie de equipo B...
-Hemos tenido mala suerte. De la alineación inicialmente prevista se nos han caído por lesión Matthias Brandle, que sufrió un accidente en el calentamiento del prólogo de Romandía, y Giacomo Nizzolo, que arrastra una tendinitis. Tenemos la baza de Jarlinson Pantano para intentar ganar etapas. Creo que puede aportarnos mucho. Y Gianluca Brambilla va a buscar firmar una buena clasificación general.
Usted está acostumbrado a proteger a líderes como Mollema o, el año pasado, Alberto Contador. ¿Esta vez va a ser distinto?
-La forma de correr sí que va a variar. Está claro que, en este sentido, me cambia el panorama. Normalmente, en estas carreras mi labor ha consistido casi siempre en comer mucho aire y proteger al líder del equipo. No me quejo, porque se trata de un trabajo duro pero también agradecido. Lo que pasa es que esta vez todos vamos a tener la opción de movernos. Yo me encuentro muy bien. En el pasado Tour de Omán hubo una etapa en la que pensé que ganaba. Solté a mis compañeros de fuga y solo me quedaban 800 metros de una dura subida antes de iniciar el descenso hacia meta, pero no pudo ser. Luego, en la Volta a Catalunya, también entré en una escapada.
¿Hasta qué punto les van a exigir esas ambiciones que me comentaba de Brambilla respecto a la general?
-Todos sabemos a lo que venimos a este Giro. En muchos momentos nos va a tocar trabajar para él. Se ha preparado mucho, y si las cosas empiezan bien para sus intereses, el objetivo de ayudarle estará ahí. Pero también hay que tener en cuenta que Gianluca es un tío tranquilo. No es alguien que se estrese y del que haya que estar muy encima. Va a haber momentos y momentos.
¿Nos va a dar alguna sorpresa agradable Markel Irizar?
-El recorrido lo tengo estudiado desde hace tiempo y hay días que uno siempre marca con una cruz. Mi objetivo es correr con raza, con grinta, como dicen en Italia. Y, a partir de ahí, ojalá las fuerzas acompañen. Partiendo siempre de la base, claro está, de que cualquier logro en un Giro es carísimo.
¿Cómo se ha preparado?
-La semana pasada terminé una concentración de quince días en Sierra Nevada. Todo el mundo dice que estas cosas siempre se hacen larguísimas, pero yo fui con la mentalidad de disfrutar y la verdad es que me resultó todo muy ameno. Hice muchos amigos. Al Giro no he venido con esta intención, aunque también te digo que la cabeza es muy importante en pruebas de tres semanas y que doy mucha importancia al grupo que tenemos en el equipo. Si estás a gusto en la mesa, desayunando o cenando, ya tienes mucho ganado.
¿Qué me dice del recorrido de la ‘corsa rosa’? Es duro. Pero duro de otra manera, sin colosos encadenados. ¿Lo comparte?
-A los velocistas y a los caza etapas no se les va hacer tan largo como una Vuelta a España o incluso un Tour. Si te fijas, la organización ha buscado alternar jornadas llanas con otras de un solo puerto, y con las más duras por otro lado. Va a ser un Giro exigente, como todos, pero a simple vista sí que puede parecer un poco más suave que otros años. La competición dirá, en cualquier caso.
Arrancan en Israel.
-Va a ser un comienzo complicado. Tras las tres etapas iniciales, el lunes toca jornada de descanso relativo, porque tenemos un viaje largo en avión y vamos a terminar el día reventados. Luego vienen tres jornadas nerviosas en Sicilia, rematadas con la subida al Etna el jueves... Se va a hacer duro, pero a partir de entonces creo que la clasificación general quedará ya más o menos ordenada y se empezará a correr de otra manera.
¿Quiénes son sus favoritos?
-No voy a ser muy original. Todo el mundo habla de Froome y Dumoulin, y creo que ambos tienen muchas opciones. Tampoco descartaría a Esteban Chaves, que ha demostrado que el Giro se le da bien. Y claro que pueden darse sorpresas. Pueden aparecer corredores con los que nadie contaba y que completen un buen papel. Pero la maglia rosa final supone palabras mayores.