“Es probable que renueve un año con el Trek y me retire en 2019”
Al calor de una taza en su cafetería oñatiarra, Bizipoz, Markel Irizar comparte ilusiones y proyectos antes de afrontar un duro y gélido entreno de cuatro horas
oñati - 38 años recién cumplidos y una nueva temporada...
-Creo que es la decimoquinta como profesional. Puede sonar a tópico, pero sigo con la ilusión de un niño. Cuando era joven ya lo veía así. Pensaba que el momento de mayor disfrute es el de un veterano al que le gusta la bici. Y se trata de mi caso actual. Cuando empiezas, siempre compites con presión: tienes que hacerte un hueco en el mundillo, asegurarte un futuro a nivel económico... Pero yo ahora sigo corriendo porque me flipa. Me da pena recordar que en un par de años se acabará.
Le queda solo uno de contrato.
-Lo estamos hablando aún, pero la idea es seguir en activo en 2019, en el Trek. Y después ya se verá. Hay diferentes opciones. Si viene un buen tren, saltaré a él. Continuando vinculado al mundo del ciclismo, claro. Pero es probable que 2019 sea mi último año en el pelotón.
¿Descarta despedirse en un equipo de casa como, por ejemplo, el Murias?
-Me tira mucho mi pueblo, pero en el Trek me han cuidado muy bien. Aterricé en el equipo tras una etapa complicada en el Euskaltel, a cuya filosofía no me adapté a raíz de la llegada de Igor González de Galdeano. No era yo. Estaba amargado. Perdí bizipoz. Y con el cambio de aires pude conocer otro ciclismo, ese que siempre había tenido en mente. Le debo mucho a Johan Bruyneel, que fue quien, por medio de Kepa Zelaia, me llevó a lo que entonces era el RadioShack. Y ahora también tengo que estarle agradecido a Luca Guercilena por la confianza que me está mostrando. Así que el Trek va a ser mi último equipo.
Intuyo que esos trenes de los que me hablaba antes suponen continuar en la estructura actual tras colgar la bicicleta.
-Hay cosas por definir aún. Pero, si no hay cambios, esta seguirá siendo mi casa. Mi visión pasa por seguir en el Trek, con otras ocupaciones. Y la del equipo también.
Su temporada ha empezado en Mallorca y Omán.
-Me he encontrado muy bien físicamente y he disfrutado como un enano. En Omán llegué a soñar con la victoria. Me metí en una fuga, mis compañeros fueron cayendo y el pelotón no me cogió hasta que faltaban solo cinco kilómetros.
¿Cuál es su calendario?
-Las cosas han cambiado en el equipo. Con Cancellara en activo, nos tocaba a nosotros controlar las clásicas. Por eso estaba siempre en ellas, por mi capacidad para tirar durante kilómetros y kilómetros. Este año, mientras, repito lo del anterior, y sigo en el grupo de las grandes vueltas.
Este año tocan...
-El Giro y la Vuelta. Disputé la corsa rosa en 2006, 2007 y 2008. Mis amigos llevaban tiempo insistiéndome en que volviera, antes de mi retirada. Y así va a ser este año. En el equipo no tendremos un líder definido. Estará Brambilla para la general, pero sin presión alguna. Estará Pantano para disputar etapas. Y estará Giacomo Nizzolo para los sprints. El resto podremos tener cierta libertad. He mirado bien la hoja de ruta y sueño con hacer algo, a través de alguna fuga. Con esa motivación me entreno a diario.
¿Qué hay del resto de objetivos?
-En marzo iré a la Volta y luego correré la Itzulia, a donde vendrá con ganas mi compañero Bauke Mollema. Es lo bueno que tiene para un euskaldun como yo perderse las clásicas, que estaré en la prueba de casa. Luego me concentraré en Sierra Nevada antes del Giro. Y, tras descansar, haré Dauphiné, Clásica de San Sebastián, Eneco y Vuelta.