donostia - La Vuelta al Bidasoa da una vuelta de tuerca a su recorrido para la edición de 2017, que arranca hoy en Irun, deparando al pelotón de 133 corredores un trazado que no ofrece respiro. Las cuatro etapas encierran su dificultad, y parecen eliminar las opciones de los ciclistas más rápidos. Y es que, mientras esta tarde se vivirá en las duras rampas de Irrisarri Land, en Igantzi, el único final en alto de la ronda, las cimas de Jaizkibel, Aia y Erlaitz, respectivamente, serán coronadas a pocos kilómetros de meta en las tres jornadas posteriores. Mención especial para la del sábado, que se presume decisiva y que llevará a los participantes por la carretera de Aritxulegi y Agiña, antes de afrontar las mencionadas cuestas de Erlaitz y descender luego a la meta del Paseo Colón irundarra.
El pronóstico se presenta muy abierto. Y es que las pruebas locales siempre van a suponer una referencia que situará al Caja Rural en su conjunto y a Sergio Samitier (Lizarte) como importantes candidatos al triunfo. Sin embargo, la Vuelta al Bidasoa siempre se caracteriza por su acento internacional, con la presencia en el pelotón de conjuntos franceses, italianos y belgas cuyos integrantes siempre plantean una dura oposición. En cuanto a los ciclistas vascos, el urnietarra Mikel Alonso (Fundación Euskadi) llega en buena forma tras su victoria del domingo en Natxitua. - M.R.