Ayer vimos la importancia de tener un gran equipo en torno a un ciclista. Mark Cavendish lo sufrió en sus propias carnes para el disfrute de Andre Greipel, que sumó su decimocuarta victoria de la temporada tras ganar en la cuarta etapa en línea del Tour. El Lotto, la escuadra del corredor alemán, que vivió a la sombra del británico durante varias temporadas, realizó una labor fantástica para llevar siempre bien situado al sprinter. No corrió la misma suerte Cavendish, un alma libre en las llegadas masivas, que se vio involucrado en una caída a poco menos de tres kilómetros para la línea de meta.
El triunfo de Greipel demostró, a aquellos que piensan que un sprint se gana por ser el más rápido, que muchas veces no es así, pues el papel que puede jugar un equipo siempre es lo más importante. El alemán esta realizando una temporada fantástica, ha echado a volar desde que abandonó la retaguardia de Cavendish y lo está haciendo muy bien. En el sprint de ayer no encontró rival, logró la victoria con cierta facilidad por delante de Pettachi, que sigue estando en la pelea a pesar de tener 38 años.
Euskaltel-Euskadi, por su parte, está salvando bastante bien la primera semana, la más complicada. A pesar de la caída que sufrió el martes Urtasun, el resto del bloque ha esquivado los enganchones, demostrando que está muy atento. También Samuel, a quien las dos pruebas contra el crono no le benefician, pero al que se le está viendo bien en carrera. Esperemos que Nibali intente dinamitar el Tour y eso le pueda beneficiar al corredor ovetense, que puede encontrar en el italiano un buen aliado.