Seraing
"se echa de menos el Tour?", le preguntaron a Valverde el viernes, durante la rueda de prensa previa a la salida de Lieja, y el murciano contó que durante estos tres años de ausencia se ha pasado las tardes de julio pegado al televisor, sintiendo retorcerse al gusanillo en la tripa, echando de menos el podio, pero también todas esas cosas molestas y agobiantes para los ciclistas como la persecución de los periodistas, las cámaras, los focos, la masificación.
"Esta es la carrera más grande, la más mediática", explicó Valverde, que corrió por última vez la ronda francesa en 2008, cuando ganó la primera etapa -la segunda de su vida tras la de Courchevel ante Armstrong en 2005- y estuvo de líder varios días antes de sufrir en el Tourmalet. En 2009 se ausentó en Francia después de ganar el Dauphiné porque ese año el Tour pasaba por Italia y pesaba sobre él una sanción impuesta por el CONI por su vinculación en la operación Puerto que le impedía competir en territorio transalpino. Luego, el TAS extendió la sanción a todo el mundo. Pasó los julios de 2010 y 2011 pegado al televisor sintiendo retorcerse al gusanillo. Ahora, ya ha matado al bicho. "Vengo con ilusiones renovadas", dijo.
Cobo, de otra manera Juanjo Cobo, último ganador de la Vuelta, también corrió el Tour de 2008. Fue el segundo y el último. Antes, había estado en el de 2007 y se recuerda subiendo el Galibier en un grupo cabecero de 20 ciclistas, junto a Alberto Contador, Michael Rasmussen, Cadel Evans y los demás, y escuchando por la emisora a Joxean Fernández Matxin, que le gritaba para que atacara. A él y a Iban Mayo, ambos del Saunier Duval. Un año después, en 2008, no pasó de los Pirineos. El día después de llegar de la mano de Leonardo Piepoli a Hautacam y cederle la victoria al italiano tras una demostración colosal, se conocía el positivo por EPO CERA de Riccardo Riccó, que había ganado dos etapas y era líder de la montaña, y esa misma mañana todo el equipo salió pitando de Francia.
El Tour, recuerda el cántabro, es la asfixia de la marea humana que gira alrededor y la congoja, el susto, porque la carrera abruma, encoge a los ciclistas que no saben digerir la presión. De todas maneras, Cobo, que huye del estrés como de la tiña, promete que "tenía ganas de volver, aunque luego igual me encontráis llorando por las cunetas". "Lo he encontrado distinto a cómo lo recordaba, pero debe ser porque ahora vengo a correr el Tour de otra manera. Soy el ganador de la Vuelta y estoy más metido en carrera que entonces, cuando ni yo sabía muy bien a qué venía y los primeros días pasaba de puntillas. Ahora tengo que responder a un montón de preguntas". Como qué espera de su regreso al Tour. "Estar al lado de Alejandro. No me planteo nada personal". Qué poco le gusta la presión a Cobo.
El Tour como necesidad Lo tiene más claro Mikel Astarloza. "Estoy aquí para ayudar a Samuel, pero no niego que sueño con ganar una etapa". Ya ganó una, en los Alpes en 2009 que luego le quitaron porque justo después del Tour se supo que había dado positivo en un control por sorpresa antes del Campeonato de España, en junio. Se ha pasado dos años a la sombra, sin ver el sol de julio que azota el Tour. "Yo no puedo vivir sin esta carrera, la necesito. He dicho muchas veces que para mí una temporada sin Tour es una temporada sin sentido, sin aliciente. No entiendo mi vida sin esta carrera". ¿Y cómo sobrevivió estos dos años? "Viéndolo por la tele con mucha rabia, sufriendo mucho".
"El Tour no ha cambiado tanto", dice Astarloza, que los días largos y aburridos previos a la carrera francesa ha estado repasando la clasificación del prólogo de hace ocho años en Lieja para contar hasta 30 ciclistas que repiten este año. Para el corredor pasaitarra fue llegar al prólogo y empezar a recordar todo aquello que le había alucinado desde su debut en 2003: la tensión, la histeria, el gentío. "Nos ha pasado este año que hemos estado a 20 kilómetros de Lieja, en un hotel solos y apartados y hemos estado tranquilos como no recuerdo antes en esta carrera".
Astarloza piensa que la grandeza del Tour lo magnifica todo, de ahí el imán que tiene para los ciclistas, que saben que cualquier cosa que se haga en esta carrera tiene un impacto mediático incalculable, sin igual si se compara con cualquier otra ronda por etapas. Lo sabe Astarloza por experiencia. En su primer Tour estuvo escapado en la etapa de Alpe d'Huez que ganó Iban Mayo. "Pasé el Galibier delante, con Didier Rous, y empecé a subir Alpe d'Huez, que estaba de gente a reventar. Es algo que no olvido nunca". Como la primera vez que llegó a los Campos Elíseos y se le cayeron algunas lágrimas de pura emoción. O como la etapa que ganó en 2009. "No me quito de la cabeza ni quiero hacerlo", dice Mikel Astarloza, como Alejandro Valverde y Juanjo Cobo, de vuelta en el Tour de Francia.