"¿Ha ganado? ¡Qué alegría!", se sorprende al otro lado del teléfono Miguel Mari Lasa, el guipuzcoano más laureado de la historia del Giro de Italia, con tres etapas. "Había escuchado que iba escapado, pero no sabía nada más. Ahora me iba a poner a ver la repetición en la tele". El triunfo de Ion Izagirre en el Giro cogió de sorpresa al oiar-tzuarra, que mantiene una muy buena relación con el padre del ganador de etapa. "Le conozco mucho a su aita; a él no mucho. Pero sí que he escuchado que anda bien, serio, que se prepara mucho y que tiene buen futuro. Ganar una etapa en el Giro tiene que haber sido muy importante para él. Y también para el equipo, que parece que atraviesa una situación delicada".

Izagirre gana su primera etapa en un Giro a la temprana edad de 23 años, justo como Lasa en 1970, en un triunfo que recuerda como si fuera ayer. "Fue en la etapa de Loretto. Ahora las escapadas se forman desde un inicio, pero antes se atacaba al final. Arranqué a seis kilómetros de la llegada y me siguió un gregario de Eddy Merckx. Le llevé a rueda hasta el repecho de 400 metros en el que terminaba la etapa. En un principio esprinté pensando que la segunda plaza me valía, porque el pelotón venía muy cerca, pero aguanté y no me pasó nadie. A los dos metros de pasar la meta, en cambio, ya me habían adelantado cuatro o cinco".

El segundo triunfo de Lasa en la ronda italiana llegó en 1972, en Forte dei Marmi. "Fue una sorpresa, porque me impuse a todo el pelotón en un sprint masivo. Recuerdo que la meta estaba en una recta muy larga. Por aquel entonces, Eddy Merckx iba a por todo, así que me puse a su rueda. Vi que le pasaban varios y yo también arranqué. Me fue bien, porque me llevé la victoria", un triunfo que permaneció como el último de Lasa en el Giro durante casi una década.

Tuvo que esperar nueve años para lograr el siguiente, en 1981, su última temporada como profesional. "Esta fue una etapa de alta montaña, con varios altos. Íbamos tres escapados y arranqué entre puerto y puerto, antes del último. Me fui solo, pero mediada la subida me cogieron mi compañero Chozas y un italiano, que habían salido del pelotón. No pude seguirle, pero cuando faltaba poco para coronar escuché muchas motos y coches detrás. Era Contini, que por aquel entonces iba líder, y que también había atacado desde atrás. Le esperé y me llevó en butaca tras coronar, empezando a bajar hacia la llegada. Miguel Mínguez, el director, le preguntó desde el coche a Chozas si le ganaba al italiano con el que iba, pero Eduardo tenía dudas. Yo iba mejor, porque me llevaban a rueda. Así que Chozas paró adelante, les cogimos, y en el esprint gané fácil, con dos segundos de ventaja".