donostia. Como nada es eterno y menos la espera, la UCI, que había ofrecido una moratoria hasta este viernes, quiso saber el lunes en qué punto se encontraba el proyecto ciclista que Mauro Gianetti y Joxean Fernández Matxín habían presentado hace aproximadamente un mes en Venezuela y que estaba, en teoría, en stand by, a la espera de la aprobación de Hugo Chávez. La UCI preguntó y la respuesta fue demoledora: allí en Venezuela no hay nada; el proyecto país de sueño, el eslogan turístico con el que se promociona la región, encalló. Quedó en un sueño. Muerta esa esperanzadora vía que proponía un equipo con las mismas bases ideológicas que el Katusha, algo cercano también al espíritu nacional que envuelve a Euskaltel-Euskadi, Gianetti y Matxín no han encontrado respaldo en ninguna parte, pese a que han tocado puertas hasta que les han sangrado los nudillos. Sin capacidad de reacción, por falta de tiempo y desolación, la UCI ha dado por finalizada la espera y no habrá un relevo para el Geox.
Se da la paradoja de que el fatal desenlace deja sin equipo, algo insólito, al ganador de la última Vuelta a España, Juanjo Cobo, que se había comprometido con Gianetti para continuar a su lado en un proyecto que se tambaleó durante toda la temporada y no recuperó cierto equilibrio hasta la victoria del cántabro en la carrera española. La espantada de Geox, el patrocinador que acabó desencantado del ciclismo en solo un año mientras en el mismo tiempo la Fórmula 1 lograba cautivarle -invierte 27 millones de euros en el equipo Red Bull de Vettel, campeón del mundo-, devolvió la inestabilidad a una casa habituada a la incertidumbre desde el desescombro del imperio Saunier Duval en 2008 provocado por el escándalo de Riccó en el Tour. Pese a ello, Cobo, ligado emocional y deportivamente a Matxín, su mentor, optó por quedarse a liderar una aventura en cuyo materialización él mismo resultaba imprescindible.
Ahora, avanzado diciembre, la temporada cercana y las plantillas cerradas a cal y canto, Cobo, que podría escribir un tratado sobre la volatilidad o el infortunio, busca desesperadamente un dorsal. Su prioridad es un equipo World Tour y para ello ha tocado, entre otras, las puertas del Astana y el Movistar de Unzue, con quien ya corrió en 2010. De momento, ninguna se ha abierto y su futuro sigue en el aire mientras prosigue una búsqueda desesperante.