"Los Pirineos, Luz Ardiden, Laiseka? era el día"
Luz Ardiden. Samuel Sánchez tarda casi más en recorrer la milla de la prensa, eterna y pesada después del podio, que en subir Luz Ardiden. Escucha una y otra vez las mismas preguntas y calca, una y otra vez, las mismas respuestas. "¿Laiseka hace diez años? Sí, es impresionante que lo haya podido repetir hoy"
Luz Ardiden. "Este es un triunfo doble para mi equipo, Euskaltel-Euskadi", explica Samuel, que después de cinco victorias de etapa en la Vuelta y la decepción del año pasado en Avoriaz logra el deseado triunfo en el Tour. "Es con lo que todo ciclista sueña". Es, también, la victoria que llevaba persiguiendo Euskaltel-Euskadi desesperadamente desde hace años, la tercera en el Tour tras las de Laiseka en 2001 y la de Mayo en 2003 en Alpe d'Huez.
Llevaba días, incluso antes del Tour, diciendo que el objetivo prioritario era el triunfo de etapa y a la primera oportunidad va y da en la diana.
No me lo esperaba, pero sabía que hoy (por ayer) era el día más importante y que había que intentarlo porque llevaba más de dos minutos perdidos en la general. Sabía que si empezaba con 20 segundos la subida a Luz Ardiden detrás se iban a vigilar porque nadie llevaba más de dos compañeros en el grupo de cabeza y que no iban a poder organizarse para cogerme. Así ha sido.
¿Ha cumplido un sueño?
Me va a costar creérmelo. Una etapa del Tour, encima en Luz Ardiden delante de toda la afición… Para nosotros tiene un doble valor. Hace diez años que ganó aquí Roberto Laiseka la primera etapa del Tour en la historia de Euskaltel-Euskadi y ahora yo he podido emularle. Este era el día. Ha sido todo muy emocionante. Y tremendamente importante para mí porque llevaba cinco etapas en la Vuelta y me quedaba ésta, la del Tour. Quizás el año que viene toque el Giro, pero ya veremos.
¿Qué le ha decidido a atacar en el descenso del Tourmalet?
Llevaba días pensando cuál sería el mejor lugar para hacerlo, pero cuando he visto que se iba Gilbert en la parte final, en Bareges, que Vanendert se marchaba con él y que los Schleck no salían detrás, he leído la carrera y me he dicho que era el momento. Llevaba a Rubén Pérez delante y la jugada nos ha salido perfecta. Sabía que si llegaba con esos 20-30 segundos que te digo al pie de Luz Ardiden iba a ser difícil que me cogieran porque atrás no había gente para trabajar.
Le acompañaba Vanendert. ¿Temía al belga?
Le conocía de las clásicas de primavera. En Amstel, Flecha y Lieja era el que ayudaba a Gilbert en la última parte de la carrera. No es un cualquiera. Lo he comprobado subiendo, cuando he acelerado un par de veces y a en ambas ha respondido bien. Le tenía respeto. Lo cierto es que nos hemos arreglado durante toda la subida. Hablamos para colaborar y jugárnosla al final. Cuando me ha atacado y le he podido seguir bien, he sabido que ganaba.
¿En qué pensaba antes de ese momento?
En ganar como fuese. Venía pensando en dar la estocada final.
¿Y la llegada de Frank le ha asustado?
No, porque sabía que él venía a tope y la etapa no la podía disputar.
Sus dedicatorias siempre van al cielo.
A la gente que no está. A la que me ha criado durante toda mi vida. Mi madre, mis abuelos… Gente a la que he perdido pero que sentimentalmente sigue significando mucho para mí.
¿Es una emoción mayor o similar a la de los Juegos?
Es diferente, muy diferente. En 2008, cuando gané en Pekín aquello quedaba muy lejos de aquí, en un ambiente distinto al que se respira en el Tour. Los Juegos Olímpicos tienen una dimensión mediática impresionante, pero ganar una etapa del Tour, más si es en Pirineos, es algo especial.
¿Qué siente?
No lo sé muy bien. Estoy en una nube y no sé cuándo voy a bajar de ella. Esto es lo más importante que le puede pasar a un ciclista. Son tantos momentos los que me vienen ahora a la cabeza… Logras una gesta de este tipo y, de repente, se te olvida todo lo que has pasado anteriormente. Me refiero al sacrificio, lo mal que lo has pasado, el tiempo que has pasado lejos de casa y de la familia, las horas y horas de entrenamiento… Todo se ha evaporado ahora.
Ha logrado el objetivo de la etapa y también ha avanzado en la general. Ahora es octavo. ¿Cómo se plantea el Tour a partir de ahora?
Ahora hay que ir día a día. Soy una persona que disfruta del momento. No pienso en el futuro a largo plazo. Prefiero ir paso a paso. Primero, recuperar y celebrarlo con mis compañeros y la familia. La carrera nos pondrá en nuestro sitio a cada uno. Lo que venga a partir de ahora será bienvenido, pero aún sigo lejos en la general y hay gente que está muy fuerte.
A Contador lo tiene a 11 segundos.
De Alberto y de los demás no sé nada. No sé cómo venía la carrera por detrás. Solo que llegaba Frank.
También es líder de la montaña. ¿Puede convertirse en un objetivo?
De momento no hay que volverse locos. Ya te digo que pienso a muy corto plazo. Hoy, ahora.
Lo que son las cosas: hace semana y media lamentaba todo lo perdido en aquel corte de la primera etapa y ahora…
Ahora es un momento para disfrutar que hace olvidar todo lo pasado. No hay mal que por bien no venga.