El regreso del Ivan Basso terrible
El varesino gana su Segundo Giro, el primero tras sus dos años de sanciónDavid Arroyo y Vincenzo Nibali, que pudo con Scarponi, completaron el podio tras la crono que ganó el sueco Larsson
Donostia. El Giro de Italia no podía reservar mejor escenario para encumbrar a su ganador, Ivan Basso. En el Arena de Verona, el espectacular y bien conservado anfiteatro romano, una joya del pasado imperial de la ciudad unida siempre al amor de Romeo y Julieta, el varesino triunfó como los antiguos gladiadores: siendo un ídolo de masas, fue apresado al admitir su mentira, fue un proscrito durante dos años en los calabozos de este deporte, y a base de no perder la cabeza durante su lapidación mediática, de luchar sobre la arena desde su regreso al coliseo ciclista en octubre de 2008 -3º en la Japan Cup-, de aguantar de pie en cada derrota de 2009 -cuarto en la Vuelta, quinto en el Giro- cuando sólo combatir era una victoria, ayer volvió a tocar el cielo, de cuyo pedestal trastabilló hace cuatro años en una caída libre directa el infierno.
Basso finiquitó ayer un Giro de Italia que había dejado deshuesado antes de la contrarreloj final, en la que venció el actual subcampeón mundial y olímpico de la disciplina, el sueco Gustav Larsson, que superó en dos segundos al campeón italiano, Marco Pinotti, autor del mejor tiempo intermedio, con doce segundos sobre el escandinavo.
David Arroyo, que sólo se arrodilló en Aprica para levantarse de nuevo en el Tonale, defendió su segunda plaza, lo que vuelve a situar a un ciclista español en el podio, tras el triunfo de Alberto Contador en 2008 y el tercer puesto de Carlos Sastre en 2009, aunque fuera Di Luca quien subiera al cajón de Roma.
En la lucha por la tercera plaza, Vincenzo Nibali ganó su duelo con Michele Scarponi. El siciliano, el corredor que más partido ha sacado a los descensos en este Giro, defendía un segundo de ventaja, que el anconitano lo había recuperado en la cima de Torricelle. Sin embargo, en los menos de siete kilómetros hasta la meta, el Tiburón devoró cada curva, para auparse a su primer podio en una grande.
En el caso de Basso, es su cuarto cajón, pues fue tercero en el Tour de 2004, segundo en el de 2005 y ganador del Giro 2006. De los diez primeros de hace cuatro años en la corsa rosa, ninguno ha repetido ahora en el top 10. De hecho, sólo Gilberto Simoni -que en su adiós, pese a su discreto papel, se llevó una estruendosa ovación en el Arena de Verona- y Damiano Cunego, tercero y cuarto entonces, salieron este año de Ámsterdam. El resto no fue de la partida: Quique Gutiérrez, Savoldelli, Sandy Casar, Juanma Garate, Franco Pellizotti, Víctor Hugo Peña y Patxi Vila.
En cuatro años, la vida ha dado muchas vueltas. En el caso de Basso, han sido tumbos. Camino de vencer en su primer Giro, de apabullar durante tres semanas -ganó tres etapas y dejó al segundo, Gutiérrez, a 9:18; y al décimo, Vila, a 27:34-, entró en erupción la Operación Puerto, que arrasó su carrera, para resurgir ahora, a los 32 años, de sus cenizas.
En el Giro que arrancó con Pellizotti en la hoguera, han renacido Basso, Scarponi y Vinokourov, tres treintañeros que vuelven al primer nivel tras dos años de sanción. Los tres, más Arroyo, un gregario convertido en líder; Evans, un gallo desamparado por su equipo -como Vino- y los jóvenes Nibali y, en menor medida, el emergente Porte, han sido los grandes animadores de un Giro -otro más- espectacular. La emoción perduró hasta casi el último día, pese a que Liquigas dominó la semana final y sólo el rebelde Arroyo puso a prueba su dominio.
Carlos Sastre, en cambio, vivió entre sombras la primera y la tercera semanas, y su luz brilló durante el ecuador de la prueba, catapultado por la fuga de L"Aquila. En la recta final, cuando supuestamente mejor va su motor diésel, se le encendió el chivato de la reserva.
Atrás quedó una carrera sin tregua, que dejó imágenes para el recuerdo, como el multitudinario y accidentado periplo holandés, la pequeña Eroica rumbo a Montalcino, el revolcón de L"Aquila, la subida y bajada del Monte Grappa, el mano a mano Basso-Evans en Zoncolan, la eclosión de Garzelli en Plan de Corones, el ataque de Basso, Scarponi y Nibali en el Mortirolo, el descenso de Arroyo y su impotencia camino de Aprica, donde entregó el Giro a Ivan Basso, de nuevo terrible.