"Las ruedas de bicicleta más ligeras del mundo se fabrican en Bera". Así lo afirma Michel Debien (Arcachon, Francia 1959), el fabricante de las ruedas MagicWheel, que instaló el taller de la empresa 3C (Cycling Creation.com) hace dos años en Bera.
Debien comenta con orgullo que "el par de ruedas para montar tubulares pesa 900 gramos". Su sueño es ampliar el taller, contratar dos o tres trabajadores, aumentar la producción y fabricar ruedas para montar cubiertas que no pasen de 1,100 kilos. "Actualmente pesan alrededor de dos kilos, y también serían las más ligeras del mundo en esa gama", afirma.
La de Michel Debien es una vida marcada por el ciclismo, su verdadera pasión. Ya su abuelo participó y terminó el Tour de Francia y él mismo corrió en pista y en ciclo-cross. En su azarosa vida, ha sido mecánico de la selección francesa femenina de ciclismo, trabajador de Peugeot -donde hizo 5.000 cuadros de carbono- y, sobre todo, inventor.
En 1979, Debien empezó a fabricar bicicletas y a inventar mejoras para ellas. Durante estas tres décadas ha realizado catorce patentes, desde cuadros, ruedas, detalles técnicos, prototipos para marcas prestigiosas y, en otro orden de cosas, un botellero de metacrilato muy ligero, que permite transportar las botellas de vino en posición horizontal.
Su primera invención data de 1982. "Inventé la dirección integrada en las bicicletas -proclama con seguridad-, pero entonces era un joven de 22 años y las grandes marcas no me hicieron caso, se rieron de mí. Expuse el prototipo en la Feria de Colonia, pero pasó inadvertido. En la actualidad, todas las bicicletas del mundo tienen la dirección integrada, pero nunca he llegado a cobrar la patente, porque caducan a los 20 años".
También proclama que fue el primero en utilizar la fibra de carbono, tan extendida en la actualidad, ya que realizó un cuadro con ese material en 1984. Como curiosidad, recuerda que realizó sendas bicicletas al ciclista más alto del mundo (2,09 metros) y al más bajo (1,48). Sus invenciones le han supuesto más de un quebradero de cabeza, y pérdidas económicas, ya que "alguna empresa de ámbito mundial ha copiado íntegramente algún diseño mío, y lo ha comercializado con su nombre. He llegado a los tribunales, pero las multinacionales tienen dinero para estos menesteres, y a mí se me ha acabado".
Trayectoria
Discípulo de Borthayre
Marcel Borthayre, que en la década de los 70 nutría de bicicletas a los Merckx, Ocaña, Anquetil o Poulidor desde su taller de Biarritz, fue el primer maestro de Michel Debien. Pero el aprendiz, tres décadas más tarde, también cuenta entre sus clientes con ciclistas profesionales famosos, aunque señala que "como tienen contratos publicitarios, los ciclistas de equipos Pro-Tour no pueden lucir los nombres de productos artesanos en sus bicicletas. Muchos utilizan mis ruedas para entrenar, pero luego no las pueden usan en carreras oficiales; es una pena".
A pesar de ello, afirma que además de con el nombre MagicWheel, comercializa muchas ruedas con otros nombres comerciales, ya que es suficiente con ponerles la pegatina de la marca en cuestión. Aunque industrialmente, algunas marcas archiconocidas como Campagnolo o Shimano pueden producir millones de ruedas -"Muchas malas" puntualiza Debien-, no llegan a la veintena los artesanos que se dedican a este trabajo en todo el mundo. "En España somos tres; en Francia, otros tres; en Bélgica, uno?", hace el recuento rápidamente.
Su secreto es el trabajo manual artesano refinado y bien elaborado, realizado con los mejores materiales y mucho tiempo. "Mis ruedas -declara con pasión- están confeccionadas con mucha atención y mucho cariño, para poder presentar el trabajo más perfecto posible. Aún en todos o la mayoría de los talleres artesanales utilizan máquinas, pero yo hago todas las ruedas a mano. En un taller artesanal de China llegan a hacer dos pares de ruedas a la hora. Yo necesito todo un día para hacer un par, tres a lo sumo. Más es imposible".
Las ruedas
De 490 a 1.490 euros, y cinco años de garantía
Hasta hace unos años Michel Debien fabricaba íntegramente las bicicletas en su taller de Arcachon, con quince trabajadores. Pero un grave accidente en bicicleta le restó fuerza y desde hace cinco años se dedica exclusivamente a las ruedas.
"Monto los radios más caros del mundo -comenta Debien-, de la marca DT Swiss, que valen cuatro euros cada uno. Les pongo unas cabecillas hexagonales que la misma marca hace exclusivamente para mí, y que hay que apretar milímetro a milímetro, hasta llegar al punto justo. Lo más importante para el rendimiento adecuado de la rueda es que la periferia de la llanta sea lo más ligera posible, darle la tensión apropiada y que se mantenga firme".
Para conseguir esa firmeza, Debien suelda los radios en el punto de cruce, "un trabajo que no hace nadie en el mundo". El de Arcachon afirma también que las suyas son las únicas ruedas que ofrecen cinco años de garantía. Según recuerda jocosamente, "antes tenían garantía de por vida, pero ¡la vida es tan larga!".
En su opinión, "hago las mejores ruedas del mundo, a un precio ajustado". El precio de un par de ruedas fabricado manualmente por este maestro artesano oscila entre los 490 y los 1.490 euros. Antes de llevarse las manos a la cabeza, cabe recordar que un par de ruedas de gama alta como éstas pueden comercializarse a un precio entre 3.000 y 4.000 euros. "¡Es una locura!" exclama escandalizado. De momento, Michel Debien es el único trabajador de su taller en Bera, a orillas del río Bidasoa, pero sigue peleando con los bancos, en busca de un préstamo que le permitiría ampliar la producción y dar trabajo a dos o tres operarios.