Calladitos, ¡qué guapos!

Así debieran estar muchos de los políticos en la actualidad, dejarse de monsergas, insultos e improperios y toda una sarta de descalificaciones. De lo que no hablan es de y para la ciudadanía, la mejora en los sueldos, en la sanidad, en la educación y en todo lo social que atañe a la sociedad en general.

Últimamente están apareciendo personajillos de la política, que ostentan cargos importantes, y están conteniendo abusos sexuales, violaciones y malas artes contra las mujeres. Parece mentira que a estas alturas del siglo XXI sigan existiendo estos bravucones que son esforzados o valientes solo en apariencia.

La ciudadanía debe buscar soluciones para desterrar de una vez por todas estos anómalos comportamientos de algunos políticos que dicen muy poco de su integridad y personalidad en el terreno social.

Debemos exigir valentía también en todos los medios de difusión públicos y privados para llamar a las rastreras acciones de estos personajillos por su nombre y descalificarlos de la lista de “ señorías o excelentísimos y postergarlos a la oscuridad política más absoluta.