La huella de Celia en la cárcel de Martutene

Se llama Celia, y muchos de los presos que han pasado en los últimos 14 años por Martutene, bien la conocen. Y no solo los presos sino también sus familias. Ella es Trabajadora Social. Ser Trabajadora Social en una cárcel, no es fácil. Porque dentro hay sufrimiento, dolor, vidas difíciles, miserias, enfermedad mental, soledad, miedo… Celia llevaba más de 14 años contratada desarrollando su profesión en este medio hostil. Poniendo luz donde hay oscuridad, entregada con los presos y sus familias más allá de donde finalizarían sus funciones. Atendía a las personas sin juzgar, dejando la etiqueta del delito al otro lado de las concertinas y de los muros. Sembraba esperanza y calma en una tierra a menudo desolada y agitada. Pero Celia ha dicho adiós al Centro Penitenciario de Martutene. No de manera voluntaria, sino porque la plaza que desempeñaba como Trabajadora Social interina ha sido sometida a un proceso de consolidación cuyas bases fueron publicadas en BOPV, del 22 de diciembre de 2022. En estas bases se puntuaron méritos como idiomas varios; euskera, inglés, francés y alemán; conocimiento de informática solo si han sido obtenidos a través de las IT Txartelas, o estar en posesión de otras licenciaturas o grados. Cabe reseñar, que ninguno de estos méritos, fueron requeridos para ser contratada durante tantos años, y siempre supo comunicarse y siempre supo utilizar los programas informáticos requeridos.