En el festival de cine de Donostia se han visionado dos trabajos con un tema común tratados de manera diferente: la muerte,. Uno de ellos es Modi, three days on the wing of madness, dirigida por Johnny Depp, del que me agrada más su trabajo que sus declaraciones. Es la biografía durante una época del artista Modigliani (1884-1920). Su terror a la muerte es obsesivo e incluso puede que mediatizase alguna de sus creaciones. Sin embargo, su contradicción fue que una parte de su vida, de abusos (alcohol, drogas) le condujo por el camino más corto (36 años) a ese final. El genial Costa-Gavras, con el cual tuve la suerte, en su anterior viaje, de participar en una rueda de prensa, nos sorprende con Le dernier soufflé. Accompagner la fin de vie .

El guion está basado en un trabajo de Claude Grance y Régis Debray, publicado por Editions Gallimard. Se trata de un alegato a favor de una muerte digna. Describe, o mejor sería citarlo como desarrolla, las distintas formas de recibir y admitir el diagnóstico fatal. Cómo plantear al enfermo que ha llegado su fin. En algunos casos su primera reacción consiste en insistir sobre nuevos remedios, buscando una válvula de escape. Tampoco la familia lo admite . La cruda respuesta médica. La forma de darla y la falta de ayuda psíquica/humana al enfermo puede ser determinante. El médico especialista (hay pocos) tiene que ayudar y preparar al enfermo y la familia.

Costa-Gavras lanza un alegato a favor de una muerte digna y denuncia la falta de apoyo por parte de la sanidad ante semejante trance. Incluso cita cómo el (artista) médico protagonista confiesa que en sus inicios escapaba de estar junto a un moribundo , desaparecía. Más adelante, consciente del drama, decidió dedicarse por completo al tema.

He tenido, sin desearlas, algunas experiencias. En una de ellas, en la Residencia de San Sebastián. A un conocido, el médico le dijo que se moría. Que para sus dolores no había remedio, que se le iba a aplicar el tratamiento final. Que se lo comunicaba porque así lo ordenaba la ley. El enfermo, desconozco si lo admitió o no lo entendió , se lo tomó con calma. Al día siguiente, el mismo médico volvió a insistir. El sufrimiento que le produjo fue horrible y despiadado.

En otro caso, otro amigo. El médico le informa que su enfermedad (el paciente lo preguntó varias veces estando presente su esposa) no tiene remedio. Ante le diagnóstico final, solo le hizo una pregunta: ¿me garantiza que no voy a sufrir? La contestación, positiva, le tranquilizó y le ayudó. Por supuesto a su familia también, en el trance. 

Este estilo de ejemplos y muchos más nos los plantea Costa-Gavras. Un detalle final, muy francés. El adiós de una gitana. Familia, música alegría y un pensamiento: me voy para ser recibida por el dios de los gitanos. Para el que escribe, ha sido una película demoledora. Costa-Gavras denuncia una situación real y, nos guste o no el tema, tiene toda la razón. Me posiciono, como Costa-Gavras, con un no al sufrimiento. Por una muerte digna.

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