El Estado Islámico

Los mass media occidental habrían contribuido a instalar en el imaginario colectivo la imagen del Estado Islámico (EI) como “un enemigo exterior que amenaza los valores pacíficos y democráticos del mundo occidental”, así como la necesidad de aceptar cualquier tipo de política represiva de las libertades, dentro de la cruzada contra el terrorismo que podría derivar en la implementación de un estado policial. La posible victoria de Trump representaría el ocaso de la estrategia atlantista de Biden y Soros, empecinados en defenestrar a Putin, y el retorno a la doctrina de la coexistencia pacífica con Rusia, y, para evitarlo, los globalistas habrían ideado resucitar al EI , que sería una criatura de la CIA, el Mossad y el MI6 creado para defenestrar al Gobierno sirio de Al Assad tras gravitar en la órbita rusa.

Así, elementos del EI del patio trasero de Rusia habrían sido reclutados por la CIA con el objetivo confeso de sembrar el caos mediante la doctrina conocida como “ estrategia de la tensión”, consistente en crear una atmósfera de miedo e intimidación. El estreno de la Operación ISIS habría sido el cruento atentado en la sala de conciertos Crocus de Moscú, con el saldo de cerca de 140 muertos, y cuya autoría fue inicialmente reivindicada por el Estado Islámico (EI). Posteriormente, Putin reconoció que los autores del cruento atentado serían “islamistas radicales” originarios de Tayikistan, pero la sombra de la autoría intelectual seguiría sobrevolando sobre la CIA y la inteligencia británica, y no eran descartables nuevos atentados cometidos bajo el marchamo del EI.

En este contexto se encuadraría el atentado terrorista contra múltiples lugares de culto en la provincia rusa de Daguestán. El EI, teledirigido por la CIA, habría decidido despertar a sus células durmientes para con atentados indiscriminados sembrar el caos en la sociedad europea y conseguir que la opinión pública acepte gustosamente la implementación de un estado policial.

Así, el reciente atentado en Solingen ha sido reivindicado por él como “venganza de los musulmanes por Palestina” y se encuadraría en la doctrina de “la amenaza terrorista local”. Dicha doctrina estaría promovida por los gobiernos occidentales y apoyada por los medios de comunicación con el fin de “crear una atmósfera de miedo e intimidación, que lleve a una anulación de las libertades civiles y favorezca la posterior implementación de un estado policial. Ello sería una deriva involucionista de los estados democráticos fruto de la supresión de los derechos individuales que lleva implícita la cruzada de “guerra global contra el terrorismo”. Dicha cruzada contaría con el apoyo mediático de los medios de comunicación, no siendo descartables nuevos atentados en territorio europeo con el objetivo inequívoco de sembrar el caos mediante la llamada “estrategia de la tensión” y provocar finalmente la implementación de un estado policial en Europa, del que Francia sería un alumno aventajado.