¿Asustado?

Tras el asesinato de Mateo, el niño de Mocejón, no tardaron las redes sociales en inflamarse de odio hacia la emigración, alentando la idea de que el asesino era una persona emigrante, casi con seguridad magrebí. Cuando los medios de comunicación dieron la noticia de que esa persona era de nacionalidad española, sin darme tiempo a pensar más allá de un segundo, le dije a mi compañera: “Menos mal que es español”. Dos minutos bastaron para que me diera cuenta de la burrada que acababa de decir, alentado por el ambiente que se había generado. ¿Me alegro de que sea español el asesino? Ni de lejos. Pero el temor y la indignación que me provocaba la ola de odio desatada contra las personas emigrantes, me jugó una mala pasada. Este es el estado de ánimo que provocan las políticas de la derecha y la ultraderecha. Tenemos que pararles los pies. En las urnas, sin duda, no a su estilo trumpista. Si no lo hacemos, estamos abocados a una sociedad irrespirable por el odio acumulado. Descansa en paz, Mateo. Un abrazo.