Sanchez se mostraba exultante cuando hizo público que la vicepresidenta primera había sido elegida presidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI), resaltando el éxito que suponía para España dicho nombramiento, que suponía el acceso al sancta santorum de las finanzas internacionales, pues nuestra presencia siempre ha estado comprometida por la falta de limpieza habitual de los gestores españoles de las finanzas públicas. Cierto que en todos los países cuecen habas: Francia tuvo a Christine Lagard de presidenta del FMI y actualmente del BEC, a pesar de su curriculum y trato de favor ante los tribunales y la prisión. Alemania domina al BEC imponiendo sus criterios sin que nadie le pida cuentas. Mario Drahgi fue presidente del FMI a pesar de haber manipulado anteriormente las cuentas para el ingreso de Grecia en la CEE. El francés, Stauss-Kahn, fue presidente del FMI y tuvo que dimitir por violar a una empleada de un hotel. Aunque nuestra participación en el concierto mundial ha resultado digna de España, pues el autor del milagro de las finanzas, Rodrigo Rato, fue designado presidente del FMI, pero misteriosamente dimitió y vino a Bankia donde provocó una tormenta financiera de la que aun está pendiente de varios juicios, después de haber estado en la cárcel. Magdalena Alvarez se limitó a la vicepresidencia precisamente del BEI, pero fue cesada por ser condenada a prisión por diversas causas en la gestión como consejera de hacienda de la Junta de Andalucía. Luis de Guindos está colocado de director en el BEC en pago a servicios prestados por afirmar públicamente que la reconversión del sistema bancario no costaría ni un euro a las arcas públicas y de ventilar el caos de la reconversión bancaria sin consecuencias para los responsables, aunque el coste real supere el cuarto de billón de euros, según cálculos de expertos internacionales. Quizá Sanchez espere que la cuña española en el BEI le permita un nivel superior de interlocución en el mundo de las finanzas, pero no conviene que olvide nuestro deplorable rallie, aunque es evidente que requiere “arrojo y baraka”.
