A la protectora de animales y perros
Encontrándome de paseo por la carretera que da acceso al faro de Getaria, me llevo un gran susto al ser atacado por un perro de considerable tamaño, y que sin mediar ladrido y por detrás, me intenta morder en la mano izquierda. Suelto la mano, chillo, y el perro va donde sus dueños.
Afortunadamente, he salido ileso de la aventura y no he tenido consecuencias.
Por parte de los propietarios, no recibo ningún tipo de explicación, me he sentado en el suelo a una distancia de unos seis metros de donde se encontraban, han recogido al perro y se han marchado. He permanecido un rato sentado, como consecuencia del susto, y al incorporarme para seguir bajando al pueblo no les he encontrado para pedirles explicaciones.
Voy a esta zona con cierta frecuencia y no he visto ninguna advertencia de que esté vedada a personas y que sólo puedan utilizarla los perros “y sus familiares”.
Si ya no tenemos bastante con ladridos en la calle y en pisos de vacaciones, ya que dejan al perro solo en casa, con un número importante de muertes en el Estado todos los años, al margen de mordeduras a ciudadanos que van a la farmacia “por mordeduras de perros que no hacen nada”. Con 25.000 perros censados en San Sebastián (por cierto, más perros que niños), nos toca un perro por cada ocho habitantes y con una población importante superior a 65 años, con la pérdida de movilidad que ello supone y que trae consigo frecuentes caídas por acometidas de dichos animales.
Me llama la atención que en el Pirineo Español, al cual voy a menudo, compruebo que es frecuente encontrarme con excursionistas con perros sueltos, lo cual está prohibido en el lado francés, y que son causantes de ataques a rebaños de ovejas (animal asustadizo y que al habitar en zonas con laderas pronunciadas y de suelo difícil, se espantan y hay muchas roturas de patas que les impiden desplazarse, con el consiguiente resultado en muchos casos la muerte del animal). Son zonas de difícil acceso para los pastores, con visitas esporádicas y que con preguntar a cualquier pastor de Isaba a Benasque les informarán al respecto.
Para más inri, nos cuestan dinero a los que no tenemos perro, ya que la protectora de animales recibe alrededor de 500.000 euros anuales de los Presupuestos de la Diputación, como consecuencia de tener que atender a los perros que abandonan sus propietarios todos los años, amén entre otros costes de la carga añadida de los servicios de limpieza del Ayuntamiento por los regalos depositados en las calles.
A ver si toma ejemplo el Ayuntamiento de San Sebastián del de Zamora, el cual aplica un impuesto a los propietarios de perros de esa ciudad, para compensar el aumento de plantilla del servicio de limpieza, cuyo número de perros, y proporcionalmente, es sensiblemente inferior al de nuestra ciudad.
Finalmente, esa disposición, muy extendida en el supuesto del naufragio de un barco, los primeros a salvar en el futuro serían: primero los perros, segundo los padres no biológicos de dichos perros y tercero, los ancianos y los niños.