Todos por Santo Tomás, comemos chistorra y nada más, y todos estamos de acuerdo, que no hay animal como el cerdo, que no hace más que comer, para estar de tan buen ver. Su lema es engordar, a base de tragar y tragar, y no hace más que reír, ignorando que va a morir. Todo él es aprovechable, lo que come le sienta bien, y al ser tan insaciable, pronto llega a los cien. Su peso es un kilo al nacer, y al año ya pesa doscientos, y al no parar de comer, al quinto pesa cuatrocientos. Seas cerdo, cochino, o marrano, como alimento eres una gran solución, y sea primavera, verano, otoño, o invierno, no hay nada como tu jamón. Lástima nos dan los vegetarianos, pues también les llegará su fin, y al igual que a todos los hermanos, como al cerdo llegará nuestro San Martín. Tu apetito te ha hecho famoso, y devoras con las ansias de un oso. Tocino, morcillas, chorizo, y vuelvo a recordar tu jamón, y al tener tantas cosas sois un hechizo, que hace que os devoremos sin compasión.
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