La turba bien pagá, bien alimentada, bien vestida, hizo presencia en la Plaza del Ayuntamiento de Pamplona-Iruña al toque de corneta de Feijóo desde Madrid: Esparza y su cuadrilla más actual; Maya y la última alcaldesa (Cristina, la del bisturí) y los prebostes troncomóvil de Navarra; Barcina, su mentor ribero, maestro de enredos, Miguel Sanz; junto a Cuca Gamarra y Sánchez de Muniain. Vamos, lo más granado de la temporada, llenaron la plaza y aledaños. Mucha gente arreglada de domingo, fiesta de guardar, bien abrigada de marca, porque hacía frío. Una estampa de la Navarra conservadora, de UPN. Se juntaron para tomar el vermut y lamentarse de su triste realidad: que hace años que no pillan todo el cacho, porque la izquierda, unida a los nacionalistas de derechas, les están robando la cartera que tanto tiempo han estado manejando a su antojo con un ordeno y mando. Creo que no les dieron bocadillo, porque eso es cosa de pobres, pero vinieron gentes de Aragón, Castilla y varios puntos de la España que se rompe, de la Navarra vendida y de la catástrofe mundial, aunque no se sabe dónde están los rotos ni los descosidos, ni se vio al comprador o vendedor. Tampoco se vieron terroristas ni pasamontañas montunos y eso que hacía un frío que pelaba. La prensa se encargó de las fotos de rigor y no pasó nada hasta la próxima.
