Más que nunca haría falta un mundo de blanco sólo negro, un mundo de hechos sin saber quién los perpetra, y el mundo obrero daltónico de derecha y extrema derecha se sorprenderían de lo equivocados que están, de lo mucho de izquierdas que son por las mejoras sociales de las que se benefician y con las que están de acuerdo, y lo mucho de lo que se ríen los que reciben sus votos, frutos de la ignorancia, el engaño y la sumisión.
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