Me estoy refiriendo a la situación de guerra y enfrentamiento entre Israel y Palestina. No sé cuándo tendrá fin esta situación de guerra y masacre. Sin entender nada de la política internacional, el apoyo y el consentimiento de los EEUU es clave, la superioridad armamentística es evidente. Es algo que te da pena y sientes tristeza e impotencia. Muchas veces me digo que no tiene sentido que un pueblo como el judío que ha sufrido tanto, haga pasar el mismo suplicio al pueblo palestino, pero tampoco estoy de acuerdo con la violencia terrorista de Hamas. La guerra es una terrible humillación para el ser humano, porque ésta significa el fracaso del diálogo, de la negociación y, en definitiva, de la razón. Cuando tienen que hablar las armas en lugar de las razones comienza la tragedia, y entonces, con los terribles ingenios bélicos nacidos de la moderna tecnología, pueden morir miles de víctimas inocentes a la vez que se alza un muro infranqueable de odio y de rechazo entre vencedores y vencidos. Con la guerra todos somos perdedores de algo. Un mundo mejor sólo será posible si empezamos por cambiar nosotros mismos. Los grandes cambios de la sociedad nunca llegarán si los hombres y las mujeres que la forman no cambian su comportamiento. Ahora bien, el comportamiento personal no basta para cambiar el mundo. Son necesarios también profundos cambios estructurales.
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