Carlos Munguia, Faustino Arregui o el hoy exitoso Xabier Anduaga son sólo algunos de los ejemplos de los grandes tenores nacidos en Donostia. Pero permítaseme añadir a la lista a otro donostiarra de pro, este de cuerda baritonal, Juan Galindo. Corrían otros tiempos cuando Galindo inició su andadura lírica con menos ruido mediático pero no por eso menos importancia. Lo tuvo difícil. En aquella época potentes voces baritonales como las de Milnes, Dieskau, Cappuccilli, Bruson y más acaparaban los escenarios, pero Galindo no se arrugó y realizó toda su trayectoria con un notable alto. Desplegó su voz por toda Europa, especializándose en los roles verdianos y belcantistas. Durante décadas cantó junto a los divos del momento, tenores, sopranos o bajos de su tiempo. Galindo poseía una poderosa garganta de barítono dramático típicamente verdiana, lo cual no le impedía abordar papeles de canto más florido y matizable. En mi juventud trabé conocimiento con él, fue algo breve porque de inmediato el largo camino de la enseñanza priorizó su tiempo. Recientemente, y a través de un amigo común, contacté con él. Fue una gozada escuchar el salpicón de relaciones, anécdotas y vivencias ocurridas durante su etapa profesional. Hoy vive felizmente retirado en Milán y, como todo cantante, en su charla dejó patente que la ópera ha sido y sigue siendo su pasión y la razón de su vida. Si este escrito ve la luz espero que sea el sentido homenaje a un gran cantante. Uno más de los que ha dado nuestra tierra.
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