Deba en decadencia
El pasado fin de semana, aprovechando el buen tiempo, fui con mi familia a Deba, localidad donde pasé los mejores años de mi niñez y adolescencia, y el pueblo de mis abuelos. Llevaba cinco años sin ir, y estaba muy ilusionado, pero me llevé una gran decepción. Primero intentamos conocer el nuevo paseo que une Deba con Mutriku, pero el viejo puente estaba cerrado, por lo que lo dejamos para otra ocasión, y decidimos ir a la playa. El suelo del paseo de la playa hundido en varias zonas, la barandilla de la ría en pésimo estado y el paseo Solozabal con el mirador y acceso a la playa cerrados, lo que hizo nuestro paseo decepcionante. Además los dos bares de la playa cerrados, la churrería convertida en pisos, pero sin el restaurante anunciado por el anterior Ayuntamiento, y el hotel cerrado y en estado ruinoso. Es curioso que todos los hoteles de la cadena que se cerraron se han vuelto a abrir, exceptuando el de Deba, debido a una gestión institucional lamentable. Tampoco la visita al centro resultó muy gratificante. La Maxi y los dos restaurantes de toda la vida también cerrados. Me resulta difícil entender que los debarras, tan orgullosos de su pueblo y costumbres, hayan permitido que Deba se encuentre en un estado tan decadente. Los antiguos alcaldes, Elías y Jesús Mari, no lo hubieran permitido. Afortunadamente la playa y la Alameda siguen preciosas, se nota que no necesitan ningún tipo de actuación por parte de las instituciones para mantener su esplendor.