Esto es un alegato a toda la sociedad que es la única culpable de todos nuestros males. En cambio, todo lo bueno que pasa se lo debemos a los elegidos en las urnas.
En los 60 (tiempos de Franco) Los Sirex un grupo musical nada sospechoso de subversivo cantaba una canción sobre esto y entre otras cosa decía “la muerte no me importa si mi vida no tiene ningún valor para mí”. Luego, en otra estrofa decía “que la persona no es culpable de vivir así”. Estas frases y sus voceros hoy en día estarían en los tribunales.
Estas semanas hemos visto cómo muchos de nuestros mandatarios han pasado por la adjudicataria para decir que no saben que no lo recuerdan o que no les consta, o que él solo se dedica a la política. ¿En qué grupo organizativo que tiene sus juntas, los junteros no tienen unos la información de los otros? ¿Dónde están las actas de dichas juntas (que encima cobran sus dietas por asistir), por qué ningún juez las pide cuando es algo obligatorio?
Hoy más claro que nunca sabemos quiénes son los culpables de lo que nos pasa y espero que sean ellos los que sigan el ejemplo de Blesa y no la sociedad a quien no nos representan.
Ahora que en el Estado español hemos conseguido una sociedad abierta, tolerante, dinámica, con unos humanistas de talonario, con una cultura “en metálico”, con un pensamiento crítico orientado a las apuestas deportivas y con nuestras inteligencias ansiosas por dejarse arrullar con las nanas de las portavocías de presidencia de Gobierno y sus aledaños, resulta que, del fondo de las alcantarillas del chavismo populista, salen izquierdistas revolucionarios proafganos quejándose de que la prensa que se distribuye a lo largo y ancho del Estado español está dejando las neuronas en nuestra piel de toro echas una mierda por efecto de los gases “V-M” (verdad-mentira) que son el rezo diario de la manipulación informativa de estos medios con sede en Madrid, y asegurando que se puede hablar de descaro total en este comportamiento ya que mientras defienden que esta manipulación que ejercitan nos está salvando la vida al alejarnos del caos populista lo cierto es que están poniendo a flote la suya propia, sirviendo a los intereses de la plutocracia y agarrándose a las tablas de las cloacas del poder político.