Azpiazu, para más señas. Auténtico icono del baloncesto guipuzcoano y techo del español en los años 60 con sus 210 centímetros, que le permitieron jugar entre otros equipos en el Atlético San Sebastián, Barcelona, Kas de Bilbao, para acabar su carrera en el Askatuak (antes Dicoproga y Dicos), donde además ejerció de entrenador.
Nos deja un legado de categoría humana, honradez, cercanía y filantropía.
En definitiva, un todo terreno, único en su género. Descanse en paz.