He leído en su periódico de ayer lunes el texto del Sr. Recalde sobre el último partido de la Real, en el que califica al árbitro como ladrón e insinúa que además es corrupto, pues en su crónica dice textualmente que "a una persona como ésta, que cada vez que se cruza con la Real le quita puntos, o lo intenta, con sus decisiones, solo se le puede calificar con el término de ladrón, por muy fuerte que suene. Si un juez es incapaz de impartir justicia, es que está corrupto". No es el objeto de este escrito la defensa a ultranza de la actuación del árbitro, sometida a crítica como no puede ser menos, sea acertada o no, ¡faltaría más! Pero llamar a una persona (aunque ésta sea árbitro) "ladrón" y "corrupto", en mi humilde opinión sobrepasa los límites de la crítica deportiva, además de ser susceptibles de denuncia judicial.
Personalmente no comparto el estilo del Sr. Recalde, y me refiero exclusivamente al ámbito profesional, ya que pienso que ciertos excesos verbales como los del pasado lunes no se corresponden con lo que a mi juicio debe ser el estilo de un diario como NOTICIAS DE GIPUZKOA. Pero nunca se me ocurriría referirme a él con calificativos como los que ha utilizado en esta ocasión, mucho menos en un medio público.