Las noticias pasan confirmando las mentiras internacionales, las que desvelan las máscaras que en España también operan. Una famosa agencia de noticias que desveló escandalosos informes diplomáticos, ha anunciado que cierra porque los bancos, movidos por los heridos gobiernos, le han retirado su cobertura y no podrían cobrar ni gestionar. ¿Acaso hoy puede ser alguien persona sin una cuenta bancaria? Hablaron, dijeron la verdad y fueron castigados.
Otra noticia habla de un medio de comunicación en la prensa francesa que ha sido atacado por fanáticos musulmanes porque iban a sacar algunas ironías o críticas sobre el mundo islámico, sin que se deje ver cómo tenemos en Europa un gravísimo cáncer que nuestros políticos han importado con la indiscriminada inmigración. El nuevo fascismo, los nuevos violentos y censuradores están actuando y amedrentando nuestras libertades. Pero miran hacia otro lado nuestros dirigentes.
¿Acaso no es natural una general indignación? Pero hay que vertebrarla de un modo sensato, con sentido político, organizándola para que nuestra sociedad no acabe en la hecatombe sino que se reforme. Un país con tantos millones de parados demuestra que el sistema en conjunto ha fracasado, no solo un partido. No queda más remedio que presionar para que hagan lo mejor para todos, para que cambien, y hay que escoger entre los menos malos. Un cambio es sin duda necesario, pero luego habrá que seguir protestando y animando para que disminuyan las mentiras, para que nuestro mundo sea menos injusto.