Cartas a la Dirección

HE leído en dos diarios guipuzcoanos y, bajo un hermoso titular (Por una muerte digna) el relato desgarrador de la muerte de vuestro hermano en el Hospital Donostia. Al leerlo, sentía que en mi interior se producía un sentimiento, mezcla de rabia y extrañeza, a la vez que un sentimiento de afecto y solidaridad hacia vosotros.

Me gustaría creer que muertes como la de vuestro hermano, no respondan a una praxis habitual en el Hospital. Sin duda que se dan muertes dignas en las que el enfermo muere sin sufrimientos con la aplicación de la sedación. Pero, por otra parte, pienso que basta una muerte como la de vuestro hermano para denunciarlo y exigir responsabilidades a quien corresponda. Somos merecedores de una vida y de una muerte dignas, ya que la vida y la muerte son aspectos de una mima realidad.

Por eso, mi afecto y mi solidaridad en estos momentos de duelo; sin duda, más difícil y doloroso por las circunstancias y el modo de su muerte.

Por último, y para evitar este tipo de muertes, una exigencia al Gobierno Vasco: que promulgue una ley de muerte digna que respete la libertad del paciente y garantice una muerte digna como lo han hecho varias Comunidades Autónomas: Andalucía, Navarra, Aragón.

Felipe Izagirre

Asociación por el Derecho a una Muerte Digna