Las pasadas elecciones nos dejaron un resultado por todos conocido. Mientras en Gipuzkoa el ganador ha sido Bildu, en España lo ha sido el Partido Popular.
La discutida legalización de Bildu ha abierto un nuevo tiempo que a mi juicio debe de ser aprovechado por todos para acelerar la consolidación de la paz. La paz es algo que exige tiempo y que, sobre todo, debe de ser asumida por la mayoría de la población, independientemente de que se den pequeños brotes aislados de intentar volver a otros tiempos. En este sentido, pienso que el Tribunal Constitucional, a la hora de legalizar a la coalición Bildu, ha tenido sobre todo en cuenta la apuesta en la búsqueda de la paz. Analizar todo el conflicto vasco desde sus comienzos nos llevaría mucho tiempo. Por ello, el mejor resumen que pienso que se debe de hacer es que para que éste quede completamente superado es imprescindible la compresión del mismo y posturas flexibles, es decir, que ninguno de los dos partidos triunfadores en las elecciones excluya al otro.
Por otro lado, pienso que mientras la izquierda abertzale estaba ilegalizada, la democracia también estaba cuestionada. En este punto sí creo que convendría una reflexión profunda por parte de todos de las cosas que no se han hecho bien o que se han dejado de hacer para que esta penosa situación de privar del voto a tantas personas, más de 300.000, haya estado vigente hasta hace bien poco.
En definitiva, a diferencia de lo que ha ocurrido con el número de desempleados y con la defensa de los derechos humanos en el Sáhara Occidental, incluido el espoleo de sus recursos naturales, pienso que la manera de gestionar este problema por parte del Gobierno con el tiempo se verá que nos acerca a la paz.