El último número de la prestigiosa revista "Journal of Environmental Analytical Chemistry", publicaba un artículo que desmenuza el informe de calidad de las aguas en los ríos de Madrid y sus repercusiones en la salud de los ciudadanos.

Se basa en un estudio que han llevado a cabo científicos del Instituto Madrileño de Estudios Avanzados (IMDEA) y de la Universidad de Almeria. El informe certifica el bajo nivel de eficiencia de las depuradoras, por la cantidad de productos tóxicos de uso doméstico no filtrados, como fármacos y biocidas que se detectan en el agua "depurada".

Otro informe presentado por un equipo de investigadores del Departamento de Química Ambiental del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de Barcelona, coordinado por Damiá Barceló, sobre la contaminación de los ríos españoles, corroborá el del IMDEA y UA haciéndolo extensivo a todos los ríos que recogen aguas "depuradas" en nuestro país.

De ámbos, se deduce que nuestros acuíferos y canales de riego de huertas, están cada vez mas contaminados por la cantidad de fármacos consumidos en una sociedad enfermiza, promovido por una clase política y profesionales afines, que invierten más en poner años a la vida que en dar vida a los años.

¿Cómo explicar el hecho de que a pesar de tanto "avance", cada vez más personas sufren trastornos inexplicados, por multiplicación de bacterias resistentes a los antibióticos?. ¿A qué nos lleva todo esto?, a llenar de enfermos los hospitales y de ancianos nuestras residencias; a sangrar las arcas del estado engordando la factura de multinacionales farmaceúticas, siendo los jóvenes y generaciones futuras (los del voto ausente e infiel) las principales víctimas de esta progresiva crisis estructural.

El agua del grifo empieza a ser peligrosa por cantidad de moléculas sintéticas de consumo humano y animal, que no se depuran. Llegan masivamente a nuestros ríos, a través de las heces que excretamos, purines de riego en los campos y lixiviados de nuestros vertederos, procedentes de los millones de fármacos que tiramos a la basura y se diluyen con la materia orgánica a consecuencia de una falta de recogida selectiva, principalmente, de biorresiduos.

Consumatum est. Derrocados su presidente y vicepresidente, someter al dogma del PIGRUG a la Mancomunidad de San Marcos, es el último acto para que al Consorcio de Residuos de Gipúzkoa vuelva la cordura. Responsabilidad pierde, cordura gana; preservándose el derecho a seguir contaminando masivamente los vertederos con materia orgánica fermentable, cuyos lixiviados arrastran millones de bacterias patógenas, metales pesados y Compuestos Orgánicos Persistentes (COPs), como anuncian los informes citados... ¡cordura!

"La actividad mas retrógrada posible" según Carlos Ormazábal, pero que él mismo promueve y boicotea a quienes tienden a evitarla. Esto, y no incineradora si o no, es el meollo oculto del PIGRUG... del que rehuyen hablar.