Ha vuelto a destaparse un nuevo caso de compra de partidos de fútbol en la Liga española. En este caso, en Segunda División. En su día, el que fuera presidente de la Real, Iñaki Badiola, ya ofreció pruebas bastante convincentes de lo que ocurría en el fútbol español. Pero nadie le hizo caso. Seguramente ahora, cuando pase la ola de la polémica, el asunto quedará enterrado y la pelota seguirá rodando mientras millones de aficionados disfrutan de los partidos creyendo que lo que ven es deporte. A estas alturas, ¿alguien puede creer en la limpieza de la competición? Yo, desde luego, no. En cualquier liga de un país avanzado hace tiempo que se habrían adoptado medidas, investigado las denuncias y depurado las responsabilidades. Por lo que se ve, la Liga de Fútbol Profedsional es un campeonato de un país escasamente avanzado.
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