La verdad es que no se si al alcalde no le gusta la playa en general o la de Ondarreta en particular. O igual lo que no le gustan son los ciudadanos que vamos a Ondarreta. Escribo esto porque ni queriendo se puede gestionar peor el acondicionamiento de esta playa para uso y disfrute de todas las personas que la utilizamos. Por si no se ha dado cuenta, sr. alcalde de Donostia, llevamos años sufriendo la aparición de piedras, piedritas y peñascos a lo largo de la orilla, con una anchura de entre ocho y diez metros, siendo este año ya insoportable.
Después de esperar a que empresas asesoras y expertas, asesores del alcalde o alguna otra eminencia dé con la fórmula con la que, de forma definitiva, se evite que este hecho se produzca año tras año, voy a aportar una idea que, sin intentar solucionar el problema de por vida, nos podría servir a niños y mayores para que en verano nos pudiéramos bañar sin destrozarnos los pies o la cabeza.
Le propongo, sr. alcalde, que las semanas que toca marea baja, de madrugada un camión provisto de pala recogedora, para las piedras grandes, unos arados para remover la arena y un sistema de tamizado, pase por la playa en cuanto haya luz. Sería un lujo y de nota, si además se extendiera por toda la playa la arena acumulada en el Pico del Loro. Ya sé que los que no saben solucionar el problema de forma definitiva dicen que, si quitamos las piedras la arena, se irá más fácil, pero yo me pregunto: ¿para qué queremos los que vamos a Ondarreta que la arena esté debajo de las piedras y para qué queremos una playa si no podemos disfrutar de ella?