Allá por el mes de noviembre, el diputado foral de Infraestructuras Viarias, Eneko Goia, salía a la palestra periodística calentando motores para implantar el peaje en la N-I en Gipuzkoa.
Su criterio fue respondido públicamente por diversos ciudadanos y organizaciones.
Quien esto firma señaló, en aquel entonces, que si este peaje se implantara en Gipuzkoa, el resto de provincias harían lo mismo, y señalaba que un simple viaje por carretera a Madrid tendría casi tantos peajes como los días que tiene una semana.
Seis meses después, esto tiene todos los visos de producirse.
Nuestros "inteligentes" próceres guipuzcoanos se han encontrado de bruces con que Navarra también va a poner peaje en la N-I si Gipuzkoa continúa con la idea de hacerlo en Etxegarate.
Ante esto, se ha rebelado públicamente Eneko Goia. Quién y él, que ha abierto la espita de la "barra libre al peaje" invitando al resto de provincias, consciente o inconscientemente, a que se sumen a la celebración. Y esto no ha hecho más que comenzar.
Nuestro "querido" diputado había ideado un sistema estupendo, cobrar por la N-I, pero sólo en Gipuzkoa. Cuando ahora Navarra, que también tiene derecho a mantener sus carreteras, amenaza con que si se cobra peaje en la N-I en Gipuzkoa, ella hará lo mismo, el Sr. Goia se indigna y afirma que "Navarra quiere colocar peajes y pone a Gipuzkoa como excusa".
¿Acaso pensaba que sólo iban a ser ustedes los que iban a cobrar peaje y el resto de territorios les iban a "hacer la ola, no cobrando ellos"? Ustedes, o son muy listos, o son muy tontos. Cierto es que el autismo de los políticos es moneda corriente en esta sociedad, existiendo una disociación generalizada entre los mismos y la ciudadanía a la que administran.
Se suele decir que quien da primero da dos veces, pero en el tema del peaje no es así. Gipuzkoa quiere ir de "lista", y no puede ser. Todavía se está a tiempo de parar. Errar es de humanos y reconocerlo de sabios.
De implantarse el peaje en la N-I, en Etxegarate, Gipuzkoa va a ser pionera en algo que rechaza la mayoría de la sociedad. Los ciudadanos se cobran el "peaje electoral" en las urnas, incluso con los de su propio partido.
La carrera política de Eneko Goia va a quedar lastrada por esta decisión, y su recorrido va a ser más corto que el de los presidiarios con bola de acera al tobillo de los tebeos de Mortadelo y Filemón, pasando a la historia como "el rey del peaje".