Confieso que es la primera vez que he vivido este hecho, lo que no quiere decir que no haya ocurrido en más ocasiones. El domingo 17 después del mediodía, completando una ruta por el Parque Natural del monte Ulia, oímos el ruido de un motor y llegó una moto brincando de roca en roca con su cabalgadura. Y en un lugar -quién sabe desde donde vendría-, de máxima afluencia, la ruta normal y cerca de la fuente de la Kutraia. Afortunadamente, se detuvo antes de sobrepasarnos a nosotros y a otra pareja con un niño. Un poco antes había circulado por allí una colectiva del CVC, con lo que eso supone de riesgo. Si no lo hubiera hecho nos hubiera arrollado, al ser un camino estrecho donde no caben personas y equipos motorizados.

Sirvan estas líneas para denunciar el caso, tanto ante los responsables del monte para que estén vigilantes como a usuarios de este medio, para que no normalicen sus visitas con motos al monte. Porque en Ulia no está permitido el deporte del motocross, una actividad que atenta contra la montaña, y especialmente al monte Ulia, un escenario pequeño y frágil que se debe proteger sin condiciones. Entre otras agresiones, la de la moto roza la barbarie, porque destroza los caminos, además del riesgo que produce en los marchadores y así pudimos observar las cicatrices que había dejado en la ruta que es patrimonio de los caminantes. Esta actividad no puede utilizar el monte Ulia ni ningún otro espacio natural como un estadio deportivo deportivo, en detrimento de sus valores medioambientales, éticos, culturales, científicos, históricos y paisajísticos. Esperemos que este escrito sirva para que no volvamos a vivir otra situación similar y, si se sigue rodando con ese medio, se deberá actuar sin concesiones.