Sorteo de Lotería de Navidad: menos bulos y más matemáticas
Se acerca el 22 de diciembre, una fecha señalada a fuego en el calendario. La Lotería de Navidad vuelve a ser el centro de conversaciones y de supersticiones. Pero detrás de todo ello, la realidad es mucho más sencilla y matemática: la suerte no se puede planear. Todo es azar
La Lotería de Navidad es desde hace tiempo mucho más que un sorteo, hasta el punto de convertirse en todo un ritual social. Cada diciembre reaparecen las mismas conversaciones: si hay números malditos, si es mejor elegir terminaciones raras, si el Gordo cae siempre en los mismos sitios o si un décimo comprado por internet es menos fiable. La realidad es más simple -y más fría- que cualquier leyenda: la probabilidad manda. Aquí van alguno de estos bulos.
1. “Hay números malditos o que nunca han salido” FALSO.
Todas las combinaciones tienen la misma probabilidad, independientemente de la terminación o del historial del número. Que un número nunca haya salido solo refleja azar, no menos posibilidades futuras.
2. “El Gordo tiende a caer en las mismas ciudades” FALSO.
El Gordo ha caído más veces en Madrid o Barcelona, pero no por “suerte especial”, sino porque son los lugares donde más décimos se venden. Es distribución, no magia.
3. “Los números muy altos o muy bajos tienen menos probabilidad” FALSO.
Desde el 00000 hasta el 99999, todos son igual de probables. No hay razón matemática que favorezca un rango.
4. “La terminación 13 o 00 nunca toca” FALSO.
Otro clásico de barra de bar es que ciertas terminaciones están gafadas: el 13, el 00 o cualquier número al que se le atribuya mala suerte. Tampoco es cierto. Han salido muchas veces en premios importantes y menores. Si a veces parece que “no tocó nunca”, es porque recordamos más lo extraordinario que lo normal. La superstición pesa más que la estadística.
5. “Los décimos comprados por internet no son seguros o no valen” FALSO.
Las administraciones oficiales y la web oficial de Loterías y Apuestas del Estado emiten décimos válidos al 100%. El bulo nace por estafas en webs falsas, no por la compra digital en sí.
6. “Si fotocopias un décimo o haces una foto, sirve como prueba para cobrar” FALSO.
La fotocopia o foto no vale para cobrar. Puede servir como indicio en un juicio si el décimo se pierde, pero nunca es título de cobro.
7. “Si compartes un décimo por WhatsApp es legal automáticamente” FALSO.
Un mensaje puede servir de prueba si se identifica claramente: el número, la serie, la fracción, el importe jugado y las personas que lo comparten. Pero no es garantía: conviene guardar el original y dejar constancia escrita clara.
8. “Si un número está muy buscado, tiene más posibilidades de tocar” FALSO.
Que un número se agote solo significa que muchas personas jugarán esa combinación, no que sea más probable. Si toca, habrá muchos ganadores.
¿Puedo escribir en el décimo de Lotería de Navidad? La normativa es clara
9. “Si el décimo tiene un defecto (mancha, arruga...) será inválido” FALSO.
Mientras sea legible, esté entero y no haya sido manipulado, es válido. Loterías valida el código y los datos, no la belleza del papel.
10. “Los niños de San Ildefonso pueden favorecer a algún número” FALSO.
También circula la sospecha de que los niños de San Ildefonso puedan favorecer a un número en concreto. No es cierto. El sorteo es un proceso auditado, grabado, trazado y supervisado. Los niños no manipulan bombos ni bolas, simplemente cantan las que salen de un sistema mecánico. La transparencia del procedimiento es precisamente lo que lo hace fiable.
Ni cobrarlo ni avisar a tus amigos: qué hacer si te toca la Lotería de Navidad
11. “Los que compran lotería todos los años tienen más posibilidades” FALSO.
La probabilidad se reinicia cada año. Jugar más no aumenta la probabilidad individual de cada décimo.
Conclusión práctica
Si hay una idea que resume todo lo anterior es esta: no hay estrategias infalibles, ni números mejores o peores, ni ciudades tocadas por la fortuna. La Lotería de Navidad es azar puro. Lo sensato es jugar lo que a uno le apetezca, sin caer en mitos, y cuidar lo importante de verdad: comprar en sitios oficiales, guardar el décimo original, acordar por escrito los repartos y no dejarse arrastrar por cadenas alarmistas. El resto, como cada año, lo decidirá el bombo.
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