La clave para tener una piel radiante y sin imperfecciones, según una dermatóloga
Cuidar el rostro es una práctica esencial para mantener la salud y prevenir el deterioro prematuro
El cuidado de la piel es imprescindible para mantenerla cuidada, y aunque existen numerosos tratamientos y productos, hay que tener claro que los aspectos fundamentales son la limpieza, hidratación y exfoliación de la piel.
En referencia a la exfoliación, que viene a ser el proceso que elimina las células muertas de la superficie, tiene numerosos beneficios.
Exfoliar de forma regular (una o dos veces por semana, según el tipo de piel) mantiene la piel sana, limpia y radiante, y la dermatóloga vasca Leire Barrutia explica en un vídeo de Instagram los beneficios más relevantes.
La sanitaria detalla que este proceso mejora la textura de la piel y de los poros dilatados, aporta luminosidad, fortalece la barrera cutánea y la piel sensible y mejora el acné y la rosácea.
Según explica en otra historia que ha compartido, la exfoliación debe hacerse después de limpiarse el rostro y con la piel mojada. Tiene que realizarse con movimientos circulares suaves y durante un minuto, aproximadamente.
Salud y bienestar
La piel es el órgano más grande del cuerpo humano y, sin embargo, muchas veces no recibe la atención que merece. Más allá de una cuestión estética, cuidarla es una necesidad de salud y bienestar.
Dentro de los hábitos recomendados por dermatólogos y especialistas, la exfoliación ocupa un lugar destacado, ya que permite mantener la superficie cutánea libre de impurezas y en óptimas condiciones para cumplir su función protectora.
Este proceso, que puede realizarse mediante productos físicos con pequeñas partículas o mediante fórmulas químicas a base de ácidos suaves, favorece la renovación celular y ofrece como resultado una piel más luminosa, suave y uniforme.
Facilita la absorción de productos posteriores
Pero sus beneficios van mucho más allá de lo estético. Una piel exfoliada no solo luce más saludable, sino que también está mejor preparada para absorber los productos que se apliquen posteriormente, como cremas hidratantes o sérums.
En consecuencia, los tratamientos cosméticos resultan más eficaces. Además, la exfoliación ayuda a mantener los poros limpios, lo que reduce la aparición de puntos negros y pequeños brotes de acné. Incluso la circulación sanguínea puede verse estimulada a través de los masajes que acompañan este proceso, aportando vitalidad y oxigenación al tejido cutáneo.
Cuidarse la piel implica adoptar rutinas constantes que incluyen limpieza, hidratación y, sobre todo, protección solar. Los expertos insisten en que la exposición al sol es uno de los principales factores de envejecimiento prematuro, responsable de la aparición de manchas y arrugas. En este sentido, una rutina adecuada no solo embellece, sino que previene problemas futuros. Una piel bien cuidada actúa como barrera frente a agresiones externas, desde la contaminación ambiental hasta los cambios bruscos de temperatura.
El impacto del cuidado de la piel también tiene un componente emocional. Sentirse bien frente al espejo repercute directamente en la autoestima y en la manera en que nos relacionamos con los demás.
La piel sana transmite vitalidad y genera confianza. Por ello, los dermatólogos coinciden en que la constancia es clave, y no basta con exfoliarse o hidratarse de forma esporádica, sino que es necesario integrar estos hábitos en el día a día.
Temas
Más en Belleza y cuidados
-
Este es el colágeno natural casero que reafirma la piel, los huesos y las articulaciones
-
El secreto de los rusos para no tener arrugas: retrasa el envejecimiento y tonifica la piel
-
El truco del vinagre de manzana contra el mal aliento
-
El alimento que transforma tu cuerpo: regenera la piel, frena el envejecimiento y fortalece el cabello