Mantener la piel en buen estado va mucho más allá de lo estético: es una cuestión de salud. Al tratarse del órgano más grande del cuerpo, funciona como una barrera protectora contra infecciones. Y es ahí donde entra en juego la cosmética, ya que los productos que aplicamos en el día a día influyen en el bienestar general del cutis.  

Si sabemos escoger los adecuados, mantenemos el equilibrio de la piel y sus propiedades. Por esa misma razón, tenemos que apostar por fórmulas eficaces y seguras que cubran las necesidades del cuerpo. 

Mitos cosméticos: ¿la piel se acostumbra a los productos?

Ante tanto cosmético, hay una duda que surge: ¿nuestra piel se acostumbra a ellos? O, planteado desde otra perspectiva: ¿es recomendable usar siempre los mismos productos? De esto ha hablado la dermatóloga Ana Molina en un podcast con Anne Igartiburu

Según ha aclarado la experta, no es así: la piel no se habitúa ni se hace inmune a cremas, serums y otros productos por haberlos estado cuando durante mucho tiempo. En realidad, lo que ocurre es que esta va mejorando paulatinamente. 

Es decir, esta evoluciona, se vuelve más resistente y firme. Sin embargo, esto no significa que haya que cambiar la rutina sin motivo aparente. Si un producto funciona y se notan los beneficios, no hay por qué sustituirlo por otro. 

A modo de pregunta, Ana Molina propone una comparación: “¿Acaso el champú deja de limpiar por usarlo todos los días? No. Pues una crema tampoco dejará de hidratar por llevar meses con ella”, afirma la especialista, recordando que no hay que dejarse llevar por los mitos sin base científica. 

Adaptar, la clave de todo

El secreto, tal y como apunta Ana Molina, es adaptar la rutina cosmética con criterio. Por ejemplo, algunos ingredientes necesitan una fase de adaptación para notar sus efectos. De hecho, no quiere decir que el producto anterior haya “dejado de funcionar”. Lo que pasa es que la piel ha evolucionado.

La dermatóloga también asegura que una rutina eficaz no depende de la cantidad de productos, sino de su calidad y tiempo de uso. De todas maneras, y en caso de duda, lo más recomendable es recurrir a los servicios de un profesional para aclararlo.

Un neceser rodeado de cosméticos y utensilios de madera. Freepik

Menos es más

Asimismo, Ana Molina recuerda que cambiar constantemente de productos, además de perjudicar al medio ambiente, es totalmente innecesario. Por ello, aconseja que menos es más: “Si en lugar de tener quince productos usas tres que realmente funcionan, ya estás siendo más sostenible”, dice.

Por otro lado, la dermatóloga incide que etiquetas como “eco” o “natural” pueden confundir al consumidor. Esto obliga al usuario a simplificar y a elegir productos adecuados y testados para cada tipo de piel, en vez de seguir modas sin ningún fundamento. 

Productos cosméticos naturales. Freepik

Una recomendación final: escucha a tu piel

Existe otra recomendación que promete resultados garantizados. Se trata de fijarse en la piel tras aplicar ciertos cambios de hábitos. Dicho de otro modo, un buen descanso, una dieta sana y un estilo de vida más relajado ayudan al bienestar del cuerpo. 

Por eso mismo, un cosmético bien elegido no siempre es la solución definitiva, pues muchos otros factores influyen en la salud general.