madrid - El Real Madrid juega en casa su tercera final consecutiva de la Euroliga en busca de la novena Copa de Europa, que se le resiste desde hace veinte años, aspectos que hacen que la ansiedad sea considerable y más si se le añade la presencia enfrente del líder del Olympiacos, Vassilis Spanoulis.

El Real Madrid parece favorito para la final (20.00 horas), porque juega en casa, porque será su tercera final consecutiva y porque puede tener más hambre que su rival. Veinte años sin subir a lo más alto del podio en la competición de la que se es el máximo exponente con ocho títulos es demasiado tiempo. En el Madrid casi se ha convertido en una obsesión que lleva camino de convertirse en perniciosa si no se logra ahora.

Es la tercera final consecutiva para el equipo blanco, que perdió la de 2013 ante el Olympiacos y la del pasado año contra el Maccabi. Parece el momento de levantar el trofeo. Pero enfrente no va a haber un club cualquiera, ya que el Olympiacos va a disputar su tercera final en cuatro años, en busca del cuarto entorchado de su historia.

Y al frente del equipo de El Pireo está Vassilis Spanoulis, un jugador que volvió a dar muestras de su calidad y liderazgo en la semifinal ante el CSKA Moscú. En 31 minutos no hizo nada, aparte de fallar tiros y más tiros y aportar muy poco, pero a la hora de la verdad, en los últimos minutos, anotó tres triples sin fallo, a cual más difícil y decisivo, y una canasta de dos casi inverosímil.

El base griego está invicto en la Final Four. Ha jugado siete partidos y ha ganado los siete. Con los seis anteriores ganó tres títulos en 2009 (Panathinaikos) y 2012 y 2013 (Olympiacos) y en los tres fue el jugador más valioso (MVP). En esas tres ocasiones anteriores su mujer estaba embarazada y ahora vuelve a esperar un nuevo hijo. Un dato poco baloncestístico pero interesante para los amantes de la casuística.

Con todos estos datos parece claro que la principal misión del Real Madrid será la gestión de la ansiedad por un lado y el control de Spanoulis por otro. Después deberá mantener un altísimo nivel defensivo y tratar de elevar la velocidad del juego en transición y del movimiento del balón en estático.

Pablo Laso descartó hablar de “revancha” al pensar en la final de 2013. “Es un partido nuevo. Hay jugadores nuevos y jugadores que allí estuvieron. Ya les ganamos el año pasado en un play-off (el de cuartos) al mejor de cinco partidos”.

El Madrid buscará su novena en la decimoséptima ocasión que llega a una final, mientras que para el Olympiacos sería el cuarto título en su séptima presencia en el partido decisivo de la Euroliga.