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Pau sí, Pau no

constantes rumores de traspaso enrarecen la situación del 'cuatro' catalán

Pau sí, Pau noEFE

como deshojando una margarita. Me quieren, no me quieren, me quieren? , así debe estar Pau Gasol. Valga la manida referencia para aludir a la situación que ha de estar viviendo el ínclito últimamente. Su ya dilatado memorándum sobre hipotéticos traspasos que lo alejarían de Los Ángeles ha cerrado un nuevo capítulo hace pocos días. En este caso, los otros protagonistas eran los Cavaliers de Cleveland y el díscolo Andrew Bynum.

Los rumores esta vez parecían coger cuerpo a cada hora que pasaba. ESPN, medio referencia del deporte norteamericano, lo daba por cerrado. El propio Gasol no lo negaba; es más, matizaba que los Lakers estaban negociando "activamente" su traspaso. Al final, papel mojado. La parsimonia de los de púrpura y oro a la hora de negociar cansó por Ohio, y estos llegaron a un acuerdo con los Bulls: Bynum y tres rondas del Draft por Luol Deng.

Por la piel de toro hubo mucho aficionado escandalizado ¿Pau por un jugador con rodillas de cristal y poca cabeza?, decían. Lo hacían sin tener en cuenta un movimiento típico de la NBA: el llamado salary dump, esto es, librarse de un contrato demasiado alto para hacer hueco salarial de cara al futuro. ¿Cómo? Es fácil: Bynum ya no es parte de los Bulls, ya que fue cortado horas después del traspaso. Así, Chicago se deshace del salario de Deng y solo paga a Bynum el salario garantizado hasta enero. Un movimiento con evidentes vistas al futuro, ya sea a medio o largo plazo y, de paso, ahorrarse el impuesto de lujo.

19,29 millones

El séptimo mejor pagado

Y en esas parece estar la dirección de los Lakers, y la pieza tóxica es Gasol. Los 19,29 millones de dólares que se lleva este año son la causa. Es el séptimo jugador mejor pagado de la Liga, por delante de LeBron James, Chris Paul o Kevin Durant, entre otros. Se dice pronto. Esto es lo que chirría, máxime cuando el jugador tiene 33 años.

Houston, Minnesota, Memphis, Boston? muchos han sido los destinos que los rumores han señalado para Pau Gasol en los últimos dos años. Mientras, su autodeclarado "hermano" Kobe Bryant no ceja en su empeño por que el de Sant Boi no sea traspasado. Esta misma semana lo ha vuelto a hacer: "No sé qué más puedo hacer por Gasol. ¿Cuánto más puedo hacer para apoyar a un tipo, además de hacerme una bandera de Pau y llevarla a caballo con los colores de España pintados en mi cara, como si fuera el William Wallace español o algo así? De verdad, no sé qué más puedo hacer", protestaba.

Mientras tanto, en la cancha, muy lejos de los despachos de la familia Buss -que dirige a los Lakers-, la situación para Gasol tampoco parece ser muy halagüeña. Catorce victorias por 21 derrotas manchan el balance en lo que llevamos de temporada, y el juego de los Lakers dista mucho de ser el que sus aficionados desean. Atrás quedan los tiempos del showtime laker de los 80. El entrenador jefe de los de púrpura y oro, Mike D'Antoni, sigue apostando por su run & gun; una suerte de juego rápido y ofensivo, centrado en correr, anotar, y que defienda Rita. Y bien no le va. Nada bien.

Dentro de ese juego loco a Gasol se le ve perdido. Ya con Mike Brown protestó por jugar lejos del aro -pese a tener un tiro decente desde el poste alto y la media distancia-. Con D'Antoni y Dwight Howard la cosa no iba a mejorar, ya que al entrenador le gusta jugar con un cuatro abierto, y Gasol no es de esa clase de jugadores. Así cuajó su peor temporada en la NBA.

el futuro

Traspasado o agente libre

La presente temporada pintaba algo mejor. La marcha de D12 a Houston abría la puerta a Gasol para hacerse con el puesto de cinco, y jugar, así, más cerca de la pintura. Sin embargo, el de Sant Boi sigue sin estar cómodo en ese sistema; los aficionados empiezan a pitarle y sus porcentajes de tiro se resienten (44,7%). Pese a todo ello, rumores incluídos, bien por profesionalidad, bien por talento, los números siguen siendo buenos: 15,6 puntos, 9,2 rebotes y 3,3 asistencias en lo que llevamos de Regular Season.

Queda aún más de un mes para el cierre de traspasos de la presente campaña -el 20 de febrero-, y los rumores se van a suceder. Quizá la próxima sea la definitiva. Mientras tanto, habrá quien se escandalice porque pretendan traspasar al jugador; y habrá quien siga escandalizado porque cobre casi 20 millones por temporada. En cualquier caso, no es su talento lo que está en cuestión, sino la relación de este con su salario. De no ser traspasado ni renovado -a la baja-, el mercado de agentes libres dará y quitará razones en verano, dejando claro cuánto están dispuestos a pagar los equipos por el de Sant Boi.