Donostia. El Gipuzkoa Basket empezó la temporada como nunca lo había hecho en la Liga ACB, con triunfo, tras superar al Cajasol ayer en Illunbe por 76-71 en un partido poco brillante, sufrido y que resolvió en el último cuarto cuando dio un paso adelante en defensa. No es más que la primera jornada, pero el triunfo tiene su valor, como demuestran dos datos. El primero, que en sus seis temporadas anteriores en la ACB el GBC siempre había perdido el primer partido. El segundo, que sus aficionados no paladeaban un triunfo desde el 30 de marzo, hace más de medio año, porque el pasado curso acabó de mala manera, con siete derrotas consecutivas. Es decir, por mucho que fuera la primera jornada, hacía mucha falta ganar.
Decía Sito Alonso en los días previos que sentía una gran rabia interna por lo acontecido la última temporada, en la que todo salió mal. Decía que quería devolver a la afición todo lo que dio al equipo en esos malos momentos. Seguramente, la misma sensación tendrían los dos grandes veteranos de la plantilla, Javi Salgado y David Doblas, que lo pasaron fatal en un año tan duro. Solo faltaba canalizar esa rabia interna de forma positiva, y ambos lo hicieron para ser una vez más los líderes del equipo. El pívot abrió el curso de forma pletórica, con 18 puntos y 26 de valoración, y el base fue clave en el último cuarto. Cuando nadie quiere las bolas calientes en los momentos decisivos, la figura del base vizcaino, el jugador más bajo de la ACB, se agiganta.
Con el presupuesto más modesto de su historia, está claro que el GBC ganará pocos partidos sobrado. Tiene pinta de que el sufrimiento será una constante en casi todos los partidos. Cada victoria costará sangre, sudor y lágrimas. Como dice Sito, el carácter y la capacidad para sobreponerse a las dificultades marcarán el resultado a final de curso. Ayer el equipo lo pasó mal en varias fases del choque, pero fue capaz de darle la vuelta a las dificultades para sacar el partido adelante. No fue un triunfo espectacular, el GBC no enamoró con su juego, pero hizo gala de un buen trabajo de equipo y de tener las ideas claras, dentro de sus posibilidades, en los instantes decisivos.
Durante los dos primeros cuartos, el Gipuzkoa Basket pareció más que el Cajasol. Llegaba más rodado y lo demostró en la cancha, teniendo ventajas de nueve puntos (16-7) mediado el primer cuarto y de ocho (36-28) a falta de dos minutos para alcanzar el descanso. Pero esos dos minutos resultaron fatales, ya que el conjunto sevillano, de la mano del argentino Mata, logró un parcial de 2-8 para reducir la ventaja local a solo dos puntos en el intermedio (38-36).
rebote y ataque estático Los primeros instantes del tercer cuarto también fueron para el Cajasol, que hizo otro parcial, esta vez un 0-6, que le permitió coger la delantera en el marcador (38-42). Fueron los peores momentos del GBC, que empezó a perder la iniciativa del partido porque no supo cerrar el rebote. El Cajasol capturó hasta 17 rechaces ofensivos a lo largo de todo el encuentro, muchos de ellos en el tercer cuarto. Los pívots que tiene en nómina Sito no son grandes reboteadores y, pese a que Robinson y Cortaberría pueden ayudar desde las posiciones exteriores, el GBC puede sufrir en más partidos como lo hizo ayer. Sin poder correr, el equipo guipuzcoano se atascó en el ataque estático, otro aspecto a mejorar. Los balones a Doblas, inmenso, y dos triples de Winchester, que cuajó un buen debut, sirvieron para amortiguar estos malos momentos y permitieron a su equipo igualar el marcador al término del tercer cuarto (58-58).
la defensa, clave Tocaba dar un paso adelante en el último acto y el Gipuzkoa Basket lo hizo. Doblas encontró dos socios para que la victoria se quedara en casa. Por un lado, Cortaberría, que solo ha tardado un partido en dejar su sello de especialista defensivo y lideró el impecable trabajo atrás del equipo, que dejó al Cajasol en dos puntos anotados en los seis primeros minutos del último cuarto. Si en rebote sufrió, el GBC se esforzó en defensa, robando cinco balones y provocando doce pérdidas de los sevillanos. Por otro, Salgado, que hasta entonces había tenido protagonismo pero que tomó las riendas del partido a la hora de la verdad. Una asistencia a Hanley, un triple marca de la casa y otra asistencia al ala-pívot rompieron el marcador (68-60). El Cajasol trató de reaccionar, pero de nuevo Doblas, con una canasta y una asistencia a Winchester, evitó males mayores. El broche lo puso Salgado, con una nueva asistencia a Hanley y dos tiros libres anotados.
Fue un triunfo, por tanto, con el sello de la vieja guardia. Doblas (nueve temporadas en el club) y Salgado (cuatro) han sido, son y serán los líderes espirituales y deportivos de este equipo hasta que dejen Illunbe. Ambos comandaron un buen trabajo de equipo para poner la primera piedra en una temporada que se avecina larga, con mucha igualdad en una zona media-baja donde no habrá tregua. Con sus carencias y sus virtudes, dio la sensación de que los hombres de Sito trabajan en equipo y tienen las ideas bastante claras, y ese es un buen argumento para confiar en una buena temporada.